La reforma de las pensiones de Francia, la clave para la supervivencia del Gobierno de Bayrou
El primer ministro francés, François Bayrou, enfrenta su primera semana crítica en el poder, con la negociación de los presupuestos de 2025 y la presión de los partidos de izquierda y derecha sobre la reforma de las pensiones, como los principales temas sobre la mesa. Con la caída de Michel Barnier todavía en el recuerdo, Bayrou espera correr una mejor suerte que su predecesor, aunque para ello deberá superar la telaraña política que se cierne sobre Francia.
En la víspera del discurso de política general que Bayrou pronunciará ante la Asamblea Nacional, las posturas de los distintos bloques políticos reflejan que la situación sigue emponzoñada. El Partido Socialista, los ecologistas y el Partido Comunista francés exigen la suspensión de la reforma de las pensiones como condición sine qua non para no respaldar una moción de censura. Por otro lado, Los Republicanos han anunciado que cualquier concesión a la izquierda pondría fin a su apoyo al Gobierno.
Olivier Faure, del Partido Socialista, ha señalado que las recientes reuniones que ha mantenido tanto con Éric Lombard, ministro de Economía, como con Amélie de Montchalin, ministra de Hacienda, han sido las más productivas desde que Emmanuel Macron asumió la presidencia en el 2017. Faure asegura que hay «un cambio de actitud» en el Ejecutivo y cree posible alcanzar un acuerdo que permita suspender la reforma mientras se trabaja en un nuevo modelo de financiación del sistema de pensiones.
Por su parte, Fabien Roussel, del Partido Comunista, comparte esa posición e insiste en que «espera un acuerdo fuerte sobre las pensiones». Un acercamiento del primer ministro hacia la izquierda a donde no se ha sumado La Francia Insumisa, liderada por Jean-Luc Mélenchon, que ha optado por distanciarse de las negociaciones y ha anunciado que esta misma semana le presentará una moción de censura al primer ministro. Mélenchon acusa a los socialistas y comunistas de actuar «a espaldas» del Nuevo Frente Popular (NFP), la coalición de izquierdas, y ha tachado de «serviles» sus intentos de pactar con el Gobierno.La derecha endurece su postura
Paralelamente a todo esto, en el extremo contrario del tablero político, la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen y Los Republicanos (LR) han dejado claro que no tolerarán modificaciones en la reforma, lo que coloca a Bayrou en un peligrosísimo equilibrio político. Laurent Wauquiez, líder parlamentario de LR, ha advertido que suspender la reforma «sin un escenario alternativo equivale a saltar al vacío sin paracaídas». Desde la AN, Jordan Bardella ha acusado al Gobierno de dialogar con la izquierda y ha reiterado que cualquier concesión será motivo suficiente para votar una moción de censura.
Todo este debate sobre las pensiones, que amenaza con hacer caer un nuevo gobierno francés, se agrava por el delicado contexto económico en el que se encuentra sumido el país. Con un déficit público del 6,1 % del PIB y una deuda del 112 %, las agencias de calificación han rebajado la nota de la deuda francesa, lo que añade presión a Bayrou. La reforma de las pensiones es vista por sectores empresariales y por LR como fundamental para sanear las cuentas públicas. Según Gérard Larcher, presidente del Senado, revertir la reforma costaría 3.400 millones de euros en 2025 y 16.000 millones en 2032, cifras que Francia no puede asumir.
Con la Asamblea Nacional dividida en tres bloques políticos sin mayoría clara, una situación provocada tras el error de Emmanuel Macron de adelantar las elecciones el pasado verano tras su fracaso en las europeas, convierte la supervivencia de cualquier gobierno en casi un imposible. Bayrou, que ha intentado reconducir el rumbo de Francia desde que Macron le eligió para suceder a Barnier, se encuentra ahora caminando sobre una cuerda, sujetada en un extremo por las fuerzas de la derecha y en el otro por las de la izquierda, que empieza a tambalearse cada vez más.