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Manifestantes antigubernamentales israelíes portan fotografías de rehenes retenidos en Gaza desde los ataques de Hamás del 7 de octubre, durante una protesta frente a la residencia del primer ministro en Jerusalén

Manifestantes portan fotografías de rehenes retenidos en Gaza desde los ataques de Hamás del 7 de octubre, en JerusalénAFP

Familiares de rehenes de Hamás exigen a Netanyahu que ponga fin a la guerra en Gaza: «Es un error»

Silvia Cuño y Ruth Chmiel, que aún tienen a sus hijos cautivos en la Franja, denuncian que la reanudación de los bombardeos «no ayuda» y confiesan que temen por la vida de sus seres queridos

La guerra y los bombardeos indiscriminados del Ejército israelí contra la franja de Gaza han vuelto tras un breve y precario alto el fuego que ha durado tan solo dos meses y permitió la liberación de 33 rehenes en manos de Hamás. Aún quedan en el enclave palestino 59 cautivos, 35 de ellos declarados muertos por las autoridades hebreas. Con la reanudación de los ataques israelíes, los familiares de los secuestrados temen que el destino de sus seres queridos haya quedado condenado, solo para que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pueda mantenerse en el poder y recuperar el apoyo del sector más radical de su Ejecutivo.

«Lo que nos está haciendo tanto el Gobierno como los terroristas es lamentable», denuncia Silvia Cuño, madre de David y Ariel Cuño secuestrados por Hamás el pasado 7 de octubre de 2023 del kibutz Nir Oz y que aún permanecen en algún recóndito lugar de Gaza. Esta israelí-argentina confiesa que su vida quedó paralizada aquel traumático día, una sensación que comparte con Ruth Chmiel, que, aunque durante la primera fase de la tregua Hamás liberó a su hijo Iair Horn, aún retiene a su otro vástago Eitan. «Me quedé en el 7 de octubre», reconoce Chmiel, durante un encuentro virtual con periodistas.

Ambas piden desesperadamente a Netanyahu que haga «todo lo posible» para liberar a los rehenes que siguen más de un año y medio después en la Franja. «Que piensen con la cabeza y el corazón, que piensen en ellos, que se están pudriendo en los túneles», ruega Silvia. Esta madre confiesa que «ya no puede más» y exige al Gobierno que «les den [a Hamás] todo lo que piden y puedan traerlos de vuelta». Una postura que comparte también Ruth que además crítica abiertamente la estrategia marcada por el primer ministro hebreo: «Si hubiera hecho lo que tenía que hacer, los secuestrados habrían estado de vuelta la primera semana».

«Le pido al Gobierno que corrija su posición», añade Ruth, que va un paso más allá y denuncia que en Israel «no todo el mundo apoya el regreso de los secuestrados», en una referencia velada al sector más radical del Ejecutivo, como el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, que abandonó el Gobierno a modo de protesta por el acuerdo de alto el fuego con Hamás y ha anunciado su vuelta tras la reanudación de la guerra. Para Ruth, lejos de las proclamas de las autoridades de su país, los bombardeos «no ayudan» y recuerda que «algunos rehenes murieron por los ataques israelíes» contra Gaza. «La reanudación de los ataques es un error gravísimo. Pueden matar a mis hijos o a otros rehenes», secunda Silvia.

Miles de israelíes se han echado a las calles de las principales ciudades del país, especialmente en Jerusalén y Tel Aviv, para condenar la reanudación de la guerra y la deriva autoritaria de Netanyahu, que ha conseguido deshacerse de todos aquellos altos cargos que se oponen a su política en Gaza. El último en engrosar esa lista negra ha sido Ronen Bar, el jefe del Shin Bet, la agencia de Seguridad Interior. A pesar de la fuerte oposición en las calles, el primer ministro israelí persiste en su intención de intensificar la guerra en Gaza si Hamás no se pliega a sus exigencias. Una vez aprobados los presupuestos, y con un Ejecutivo fuerte, Netanyahu amenazó este miércoles con «capturar territorios» si la organización terrorista no libera a los cautivos.

Hamás, lejos de ceder en su postura, amenazó con devolver a los cautivos en «féretros». A pesar de la imagen de unidad que trata de vender la organización islamista, en los últimos días cientos de palestinos se han rebelado contra su autoridad en la Franja y han exigido el fin de la guerra y su marcha del Gobierno. Nadie quiere esta guerra, solo aquellos que desean mantenerse en el poder. Los palestinos quieren poder vivir en paz, en su tierra, y los israelíes recuperar a sus seres queridos y poder pasar página de aquel fatídico 7 de octubre de 2023. «Necesito volver a abrazarlos», dice una emocionada Silvia, mientras que Ruth no ve el momento de poder decirle a su hijo Eitan, como ya lo hizo con Iair: «Tranquilo, ya estás en casa».

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