Los controles de alcoholemia son cada vez más frecuentes

Los controles de alcoholemia son cada vez más frecuentes

Prevención

La DGT manda al juez a 12 conductores por hacer lo que nunca se debe hacer en un control de alcoholemia

El organismo ha llevado a cabo una campaña contra el consumo de alcohol al volante con unos resultados inciertos respecto a lo que ocurre en las carreteras

La DGT sigue considerando el alcohol el principal enemigo de los conductores, algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que esta sustancia está presente, de una u otra manera, en casi la mitad de los accidentes.

El alcohol no sólo modifica la capacidad de reacción de los conductores, sino que además afecta a la velocidad de coagulación de la sangre, lo que provoca que los heridos pueden desangrarse con mucha facilidad.

Los riesgos del alcohol

Un año más el organismo rector del tráfico aprovechó el puente de agosto en España para llevar a cabo una de sus campañas de control sobre los conductores. Con una semana de duración, se realizaron casi 226.000 test de alcoholemia y drogas en todo el territorio nacional, con excepción de Cataluña, Navarra y el País Vasco.

La DGT prevé hacer más de seis millones de test este año

La DGT prevé hacer más de seis millones de test este año

El resultado de las pruebas dice que casi un 10 % de los conductores examinados dieron positivo, en torno a los 2.200, mientras que 1.650 dieron positivo por consumo de drogas, una cifra que sigue creciendo.

Entre todos estos positivos los más graves fueron los 227 que fueron puestos a disposición judicial por arrojar una tasa de alcoholemia superior a 0,60 miligramos por litro de aire. Recordemos que a partir de ese nivel la infracción se convierte en un delito y hay que pasar por un juicio rápido.

Los 12 que no soplaron...

El Reglamento General de Circulación reconoce la posibilidad de que los conductores se nieguen a soplar y realizar la prueba, tal y como han hecho una docena de conductores durante toda la campaña, pero en este caso hablamos de una situación extremadamente grave, pues la sanción es mucho más elevada.

Cada prueba es para un único usuario, a diferencia de las de alcoholemia

Los test de drogas se realizan cuando hay indicios de consumo

Tal y como recomiendan asociaciones de conductores o la propia Guardia Civil, lo peor que se puede hacer en un control de alcoholemia es negarse a soplar, pues en este caso haremos frente a la pena máxima, que incluye entre 6 meses y un año de prisión, 1.000 euros de multa, la pérdida de seis puntos del carnet y la retirada directa del mismo entre uno y cuatro años.

Esto significa que a todos los efectos nos aplicarán la sanción más grave que reconoce el Reglamento General de Circulación, superior incluso a la que podría correspondernos por nuestra tasa de alcoholemia.

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