Dimisión Stellantis
Adiós al Ronaldo de la automoción: los motivos del portazo de Tavares, el directivo mejor pagado del sector
Tavares ganó más de 23 millones de euros en 2024, una cifra sólo superaba por Elon Musk que no es considerado como un ejecutivo del automóvil
El pasado mes de septiembre el comité de dirección del grupo Stellantis anunciaba por sorpresa la apertura de un proceso de selección para la búsqueda de un sustituto a Carlos Tavares, el directivo estrella que ha logrado revolucionar el sector de la automoción durante la última década.
La noticia no hacía sino confirmar los malos resultados económicos anunciados por el propio Tavares, que anticipaba una reducción del margen de ingresos operativos de entre el 5,5 % y el 7 % a final de este ejercicio, lo que hacía cundir el nerviosismo entre sus propietarios, que veían caer el valor de la acción más de un 15 %, el mínimo de los últimos dos años.
La economía manda
La explicación oficial del grupo fue que las marcas norteamericanas estaban lastrando los resultados de la multinacional en todo el mundo, a lo que habría que añadir el coste de la electrificación de las gamas y la baja rentabilidad de estos modelos.
Carlos Tavares inició su andadura profesional en el mundo del automóvil en 1981, dentro de la multinacional francesa Renault, desde donde pasó a Nissan y finalmente en 2014 recaló en PSA como un fichaje estrella para reflotar la compañía en uno de sus peores momentos de su historia.
Eran otros tiempos
En aquel momento el Gobierno francés se vio obligado a rescatar la compañía comprando el 14 % de la misma, un rescate que se produciría en enero, tres meses antes del fichaje de Tavares.
Tras su llegada puso en marcha un plan de ahorro salvaje, que suponía la venta de numerosos activos en muchos países, lo que logró meterla en varios ejercicios de récord de rentabilidad. De hecho en 2023 Stellantis fue el tercer grupo automovilístico del mundo en volumen de ingresos tras Volkswagen y Toyota.
En paralelo diseñó una brillante hoja de ruta marcada por el lanzamiento de productos de calidad, devolviendo a Peugeot a la primera división del automóvil mundial con modelos como el Peugeot 3008. Se sacó de la manga la marca DS, antes una división de acabados de Citroën y gracias a ella ha hecho valer el lujo francés entre los fabricantes europeos.
En paralelo se atrevió con la compra de Opel al grupo norteamericano General Motors, una jugada que aún no ha sido capaz de digerir Stellantis.
Una docena de marcas
Por si fuera poco en 2019 llevó a cabo personalmente la fusión entre Fiat Chrysler Automobiles y Peugeot Société Anonyme, uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado el automóvil mundial. Nacía Stellantis y se convertía en el tercer grupo mundial por ingresos, un imperio que aglutinaba las firmas Citroën, DS, Opel, Peugeot, Abarth, Alfa Romeo, Chrysler, Dodge, Fiat, Jeep, Lancia, Maserati y Ferrari.
En el proceso de la electrificación fue el primer grupo que optó por las plataformas multienergía, una decisión que permite que todos sus modelos estén fabricados sobre plataformas que permiten el lanzamiento de versiones con motores de combustión, híbridas, híbridas recargables o eléctricas.
Este camino ha sido adoptado posteriormente por otros grupos que habían tomado el camino de la eletrificación total de su gama creando plataformas separadas, por un lado las de coches eléctricos y por otro lado las de gasolina y diésel, como por ejemplo Volkswagen.
Todo un visionario
Uno de sus logros fue la reducción de costes en fábrica, optando por plataformas compartidas y el lanzamiento de múltiples modelos en cada marca, copando prácticamente todos los segmentos del mercado, una solución que no ha terminado de funcionar en algunas marcas como Alfa Romeo o Jeep, aunque sí en Peugeot o Citroën.
Tavares deja una hoja de ruta muy clara en materia de producto, con más de una veintena de lanzamientos durante el próximo año con la mirada puesta en cumplir los límites de emisiones de Bruselas para no tener que pagar multas en 2025. De hecho se mostró contrario a un retraso de la entrada de vigor de estas multas, algo que ahora volverá a ponerse sobre la mesa tras su marcha.
Durante el último año la polémica llegó de la mano de la asignación de modelos a las fábricas. Obsesionado por los costes de producción Tavares dio prioridad a las factorías españolas y marroquíes y ninguneó en algunos casos a las francesas e italianas. Un gesto que no perdonó la presidenta de Italia Meloni, que llegó a amenazar con multas millonarias a Stellantis por el uso de la bandera italiana en sus coches y llegó a retirar las ayudas a la construcción de factorías y se las entregó a la industria militar.
Las consecuencias sobre España
Finamente sus malos resultados económicos junto con el enfrentamiento con el Gobierno italiano le han obligado a dimitir, ahora la compañía queda en manos de John Elkann, nieto del mítico Gianni Agnelli, que estará al frente de un comité de dirección interino, una persona afín al Gobierno italiano.
Se abre un periodo de incertidumbre para la industria española del automóvil. A día de hoy Stellantis, con tres plantas en España, es el principal fabricante de coches a nivel nacional y la nueva dirección de la compañía podría modificar la asignación de modelos prevista por Tavares que daba prioridad a las plantas más productivas, entre ellas las españolas.