Industria
El 'matrimonio' entre Honda y Nissan muestra a la industria europea el camino para vencer a los coches chinos
La fusión de Honda y Nissan crearía el tercer productor mundial de automóviles, la única forma de hacer frente a la amenaza de la industria china
Esta misma semana Nissan y Honda han oficializado lo que es un noviazgo con toda la pinta de terminar en la vicaría. Pese a que el exdirectivo de Nissan y huido de la justicia Carlos Ghosn no dé su beneplácito a la operación, pues cree que ambas firmas no son complementarias, el memorándum de entendimiento firmado entre las dos marcas indica que la fusión será un hecho el año que viene.
¿Qué buscan las dos marcas con la fusión? Pues la respuesta es relativamente sencilla, la industria mundial del automóvil no está siendo capaz de hacer frente a la amenaza de las marcas chinas, que en menos de una década se han hecho con más de un 20 % del mercado mundial, una cifra que no para de crecer.
Muros de contención
En España las marcas chinas ya suponen el 5 % de la cuota de mercado y para el año que arrancamos en breve plantean llegar al 10 %. Lógicamente como las ventas de coches no crecen esto significa que los fabricantes chinos están robando cuota de mercado, o sea ventas, al resto de marcas, lo que deja a algunas muy cerca del precipicio.
Más allá de los aranceles y las políticas proteccionistas que ya aplican los Estados Unidos o Europa, a día de hoy la solución pasa por invertir millones de euros en tecnología para competir en igualdad de condiciones con los chinos.
Músculo financiero
Las marcas más pequeñas no pueden asumir estas inversiones y deben entenderse entre ellas mediante acuerdos y fusiones que les permita disponer de músculo financiero.
En este caso Honda y Nissan cuando finalicen su fusión va a convertirse en el segundo fabricante nipón tras Toyota y en el tercero mundial tras Toyota y Volkswagen, con una producción superior a los 8 millones de vehículos si finalmente se suma también Mitsubishi, la tercera en discordia y el asunto termina en trío.
La situación se complica sobre manera analizando el complejo cruce accionarial que existe entre Renault, Nissan y Mitsubishi.
Estaríamos hablando de un gigante automovilístico con una alta implantación en los Estados Unidos a través de Honda y en Europa a través de Nissan.
Europa necesita iniciativa
Esta fusión sirve de invitación para que los fabricantes europeos recuperen impulso y capacidad financiera con movimientos similares.
Renault es hoy la novia perfecta a la que ya se le atribuyen noviazgos con Stellantis que daría origen al mayor grupo automovilístico europeo, aunque parece complicado que Stellantis pueda sumar otra marca más a su actual cartera formada por más de una decena de firmas que ya se solapan en muchos segmentos.
Parece que BMW podría ser el gran tapado de una operación junto a Renault que consolidaría un tercer grupo automovilístico europeo con entidad suficiente para hacer frente a la amenaza china junto a Stellantis y el Grupo Volkswagen. Dos marcas complementarias pues cubrirían desde el escalón low cost con Dacia a los coches populares con Renault y la gama alta con BMW.