Un periodista católico

El periodista, abogado e historiador Francisco Ignacio de Cáceres y Blanco falleció el sábado 3 de febrero en su domicilio de Santander, rodeado de su esposa y sus cinco hijos. Si hubiera que definir con un solo concepto, cuestión imposible, su personalidad sería preciso definirle como un periodista católico. Hombre de profunda fe y de una trayectoria moral intachable.

Nació el 23 de diciembre del año 1937 en Segovia, en plena guerra civil. Con dos años se trasladó a Santander, donde su padre, Francisco de Cáceres y Torres, había sido nombrado director del recién nacido diario Alerta, de la cadena de medios de comunicación del Movimiento. De su padre heredó la vocación por el periodismo y su intensa pulsión por el conocimiento.

Su formación inicial la recibió de manos de los hermanos de La Salle, en su colegio de Santander y, más tarde, obtuvo las licenciaturas en derecho e Historia Moderna en la Universidad de Valladolid. A esas dos carreras sumó la de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid, siendo licenciado en la primera promoción.

Toda su biografía está unida a Cantabria, región en la que desempeñó la dirección de la delegación territorial de Radio Televisión española. Su trabajo periodístico estuvo guiado por la profesionalidad y un gran sentido ético. Supo siempre la gran responsabilidad que asume un informador y la ejerció con talento y con el rigor de su profundo sentido ético y católico.

En el ámbito de la política fue consejero de Obras Públicas del Gobierno de Cantabria, en el año 1983, y más adelante diputado en el Parlamento Español electo en la candidatura del Partido Popular. En la Transición apoyó la liquidación del régimen franquista y la llegada de la democracia. En el proceso de formación de la España de las autonomías se mostró siempre a favor de que la provincia de Santander siguiera unida a la comunidad castellano-leonesa. Esa posición la sostuvo siempre, aunque, como demócrata, aceptó la decisión de la mayoría de los políticos electos.

En su faceta de historiador publicó varias decenas de libros sobre los orígenes de la ciudad de Santander y acerca de distintos aspectos de la historia de la comunidad autónoma. Su actividad cultural ha sido muy intensa: miembro de número de la Institución Cultural de Cantabria, integrante de la junta de gobierno del Centro de Estudios Montañeses, director de la revista Altamira y director de la sección de Ciencias jurídicas y morales del Ateneo de Santander.

Francisco Ignacio de Cáceres formó parte del grupo interministerial de expertos encargado de estudiar las relaciones Iglesia-Estado y durante esa tarea residió en Roma.

Ejerció como profesor de los cursos de geopolítica organizados por la Escuela Superior del Ejército en la Universidad Menéndez Pelayo.

En Santander conoció a Carmen Cabrero Abascal con la que se casó y formó una familia asentada en los principios cristianos. El matrimonio tuvo cinco hijos, uno de los cuales se ordenó sacerdote. El domingo, cuatro de febrero, su hijo ofició, junto a veinte sacerdotes, la misa funeral en la Iglesia del Santo Cristo de Santander. La ceremonia fue emocionante y el templo estuvo desbordado por las muchas personas que acudieron a despedir a Francisco Ignacio de Cáceres.

• Manuel Ángel Castañeda es presidente del Ateneo de Santander