'Rhodostethia Iolandensis'
Espero que los millones de argentinos de bien sepan perdonarnos por tolerar que la vicepresidente del Gobierno de España se gaste el dinero que no tenemos en visitar a una avariciosa saqueadora de los bolsillos argentinos
Yolanda Díaz se ha inmortalizado toda ella vestida de blanco, con sombrero en la chochola, en el vestíbulo de su cadena de televisión favorita, La Sexta de Atresmedia. Parece una gaviota. En las costas españolas, anidan, viven y vuelan diferentes especies de gaviotas. La gaviota de Sabine, la tridáctila, la marfil y la de Ross, ésta última muy frecuente en el litoral gallego, y también abundante en la línea costera del Cantábrico. Su denominación latina es «rhodostethia rosea», pero vista su cursilería y la agudeza de su pico, me dispongo a proponer a la Sociedad Española de Ornitología que proceda a cambiar su nombre por «rhodostethia iolandensis», en honor de la vicepresidente del Gobierno y ministra de Trabajo y del Paro. En la Guía de Campo de las Aves de España y de Europa de Peterson, Mountfort y Hollom –Editorial Omega–, se describe su voz de esta guisa: «Variable, aguda y más melodiosa que la mayoría de las gaviotas; típicas notas de reclamo son 'a-uo, a-uo' y 'cloo' o 'clioo'. Pico negro y punzante». Estimo que, si en Parla se borra el nombre de Lope de Vega a una institución cultural y se rebautiza con el de Almudena Grandes, no puede resultar impertinente que la gaviota de Ross pase a llamarse gaviota de Yolanda. Muy voladora.
Cuando se publique este artículo, el 10 de diciembre, la gaviota de Yolanda se hallará volando sobre el Atlántico en pos de las costas de Argentina. Pero lo hará en avión, y a cargo de los contribuyentes españoles para asistir al homenaje que se le brinda en Buenos Aires a una reincidente ladrona, Cristina Fernández de Kirchner, que termina de ser condenada a seis años de prisión e inhabilitación por la comisión de un delito de trinque continuado. La condenada, viuda del Pingüino Kirchner y heredera, a su muerte, de la presidencia de Argentina, tiene pendientes otros cuatro casos con la justicia argentina. Los jueces argentinos han llegado a la conclusión de que la fabulosa fortuna de la señora Fernández no se corresponde con el ahorro de su sueldo de presidente.
Entonces, una vicepresidente del Gobierno de España, nación amiga y hermana de la República Argentina, fleta un avión para mostrar su solidaridad con una delincuente, lo cual se me antoja una falta de respeto a la Justicia de aquel país y una intromisión en su independencia judicial. Tan chocante actitud, que nos va a salir a los españoles por el ojo de la cara que ya no tenemos, es un insulto a millones de argentinos que viven y se mueven dentro de los esquemas democráticos de su gran nación y su Estado de derecho. A quien tendría que visitar nuestra gaviota, nuestro repollo no comestible, es a los centenares de miles de argentinos que han sido saqueados por la organización de los Kirchner, que al fin, y después de muchos años, ha iniciado su desmoronamiento.
Ya metida en gastos, recomiendo a la gaviota de Yolanda que, después de mostrar su solidaridad estalinista a la pava sureña, vuele hasta Lima a abrazar al golpista Castillo, gran aficionado a los sombreros y los golpes de Estado comunistas contra el comunismo que él representaba, de tal forma que el viaje le saliera redondo, guay, chupi rechupi y mazo mono.
Espero que los millones de argentinos de bien –también los hay de mal, pero nos los han mandado a casi todos ellos a España– sepan perdonarnos. No por nuestras culpas, sino por tolerar que la vicepresidente del Gobierno de España se gaste el dinero que no tenemos en visitar a una avariciosa saqueadora de los bolsillos argentinos, al fin, condenada por la Justicia.
Nuestro Gobierno ampara, ayuda y se solidariza con la delincuencia organizada.
Pues eso.