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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Nada de malversador

La malversación no es delito. La prueba es que Griñán sigue en la calle a pesar de la demanda de los jueces

Actualizada 01:30

Después de la reunión, el matrimonio supremo tomó la decisión definitiva. Ella, en un principio, deseaba pasar sus «vacaciones de invierno» –lo de la Navidad, por su significado, le granula la piel– en la residencia Real de la Mareta, en Lanzarote, regalo del Rey Hussein de Jordania al Rey Juan Carlos I, y que éste, con anterioridad a ocuparlo, transfirió al Patrimonio Nacional. Allí falleció su madre, Doña María de las Mercedes, castiza, taurina y bética. Pero él, que transcurre por una etapa de extrema generosidad a costa de sus súbditos contribuyentes, consideró que en la Mareta caben menos gorrones que en la Marismilla, el palacio construido en Doñana por los duques de Tarifa, y que le fue expropiado a la familia Morenés –Borghetto– para empeorarlo. Se dice, aunque no está comprobado, que Sánchez ha instalado en la esquina de uno de sus salones un recoleto bar para que sus invitados puedan servirse los licores y refrescos sin depender de los diferentes mayordomos que les acompañan en sus desplazamientos, y que también pagan sus súbditos contribuyentes. El Supremo Berenjenas ha llegado a creer que la Marismilla es de su propiedad, como ha sucedido a muchos horteras encumbrados por las casualidades y causalidades que la vida procura. Los socialistas y comunistas sólo reconocen la propiedad privada cuando son ellos los propietarios y no los demás. Como el socialista francés Proudhon, que fue retratado en un epigrama a finales del XIX.

Proudhon, autor nada bobo,
Hace tiempo publicaba
Cierto libro en que afirmaba:
«La propiedad es un robo».
Lo vi en el aparador,
Entré, lo compré, lo abrí,
Y en la portada leí:
«Es propiedad del autor».

«Begbeg, en la Marismilla nos caben más amigos y gorrones que en la Mareta. Los Quintos de Mora no me seducen. Y como este año vamos a invitar a nuestros amigos Otegui y Rufián, que son encantadores, creo que la Marismilla es la que mejores condiciones reúne. Playita particular, Sanlúcar y sus mariscos a un paso, y los mejores jamones de España a tiro de piedra. Los de Jabugo y los de Trevelez, aunque Vara, el Cuclillas, nos recomienda jamones extremeños, los de Montánchez, porque los de Jabugo y Trevelez son muy del PP. Así que ya sabes, Begbeg, para que tu familia se prepare. A La Marismilla y con jamones de Extremadura».

Lógicamente el Tarugo
Si Rufián y Otegui van,
No puede darles Jabugo
Por si se enfada Rufián.
El preferido es Montánchez
Que además, rima con Sánchez.

«Ya sabes Pitpit, que tus deseos para mí, son órdenes. Si tu prefieres la Marismilla, para que Gabriel y Arnaldo disfruten en Doñana, todo está resuelto. A la Marismilla». «Te comería a besos, Begbeg». «Y yo a ti, Pitpit».«Pues vamos a besarnos, Begbeg». «Cuando me lave los dientes y me quite el sabor a cuscús, que vengo de Marruecos, Pitpit». «¿Y qué tal por ahí, Begbeg?»; «De cine mudo, Pitpit. Mohamed en el bolsillo».

Para mí, que llevar a la Marismilla en superpumas y el Air Bus a toda la familia, los invitados, los hijos de los invitados, al presidente de Correos, Otegui, Rufián, los guardaespaldas, y un centenar de guardias civiles de los expulsados de Navarra, se puede interpretar como una malversación de los fondos públicos. Pero no. La malversación no es delito. La prueba es que Griñán sigue en la calle a pesar de la demanda de los jueces. Será una Navidad –perdón, unas vacaciones de invierno– de muy difícil olvido.

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