«Juridisprudencia» sanchista
En estos años hemos visto insultos de todo tipo a los jueces, se ha acusado al Constitucional de golpismo mientras se ha indultado a los auténticos golpistas y se les ha permitido reescribir el código penal a su antojo
Hay meteduras de pata tan gloriosas que acaban convertidas en clásicos populares. Jesús Gil, aquel adelantado del populismo, acuñó por error el adjetivo ostentóreo en el que se fundían con toda naturalidad lo ostentoso y lo estentóreo. Ostentóreo resulta tan gráfico y tan propio del personaje que lo puso en circulación que todavía hoy nos obliga a pararnos un momento y pensar en el término correcto antes de usarlo. Lo mismo podemos decir del candelabro con el que Sofía Mazagatos reescribió el clásico estar en el candelero. Hay que precisar en descargo de Sofía que el candelabro no deja de ser un tipo de candelero, pero han pasado muchos años y seguimos haciendo bromas con lo de estar en el candelabro.
Esta semana hemos tenido dos ministras pugnando por un momento de gloria similar y ver cuál de ellas se alza con el mérito de haber dado la patada más gorda al diccionario. La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, al igual que Sofía Mazagatos, optó por recrear un refrán tradicional. «Para este viaje –sentenció Doña Isabel– no hacía falta tanta forja». Ahí queda el hallazgo para su valoración por parte de la Academia. La portavoz ha confundido la forja con las alforjas que es tanto como confundir el culo con las témporas o la velocidad con el tocino, pero habrá que disculparla por la ansiedad que le debe producir la obligación de arrearle a Feijóo a todas horas con o sin motivo. Ya saben la máxima de este Gobierno: ¿piove? Porca oposición. Seguir ese guion debe ser muy fatigoso, incluso para alguien tan entusiasta como la portavoz.
Pero a Isabel Rodríguez le ha salido una dura competidora en la figura de la portavoz del partido. Pilar Alegría ejerce de ministra de Educación como fija discontinua y de portavoz del PSOE a jornada completa y eso es una situación de alto riesgo. Hace unos días nos obsequió con un «producieron» que hizo temblar los cimientos de la Real Academia. Esta semana, como Jesús Gil, acuñó un nuevo término para solaz de filólogos: «juridisprudencia», que indudablemente es algo que va mucho más allá de la tradicional jurisprudencia.
Habrá quien crea que este tipo de errores ocurren porque ha llegado al gobierno la generación educada con la LOGSE. Probablemente no les falte razón, pero debemos agradecerle a la portavoz socialista su hallazgo conceptual. Pilar Alegría ha dado con una de las teclas que definen esta legislatura, el palabro encaja como un guante en la relación del sanchismo con la justicia.
En estos años hemos visto insultos de todo tipo a los jueces, se ha acusado al Constitucional de golpismo mientras se ha indultado a los auténticos golpistas y se les ha permitido reescribir el código penal a su antojo; se ha maniatado al CGPJ para impedirle realizar sus funciones y se ha ocupado a Fiscalía o el Constitucional con miembros del poder ejecutivo. Esta semana Sánchez consiguió su Tribunal Constitucional a la medida, para que Conde Pumpido dicte desde allí juridisprudencia sanchista. Tanta aberración democrática merece un término propio e igualmente aberrante. «Juridisprudencia»: dícese de la perversión de la jurisprudencia y de la independencia judicial por efecto del sanchismo.