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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Calzoncillos

Un hombre, sea cual sea su belleza y su prestancia, así como su empaque, sin equipaje calzoncillar, es un gorrinete, mientras que una mujer sin sujetador es otra cosa, bastante diferente, a mi modesto modo de enjuiciar

Actualizada 01:25

Con insomnio, las noches son muy largas. En la amanecida, llega la somnolencia. Una agresión inmerecida para que el que trabaja. Llevo años preguntándome con cultural insistencia en mis horas de mal sueño. ¿Cómo serán los calzoncillos de Echenique? ¿Los normales y holgados de toda la vida, bóxers, bragas náuticas o tangas de diferentes colores con preferencia el carmesí? Baudelaire usaba calzonas; Oscar Wilde, calzoncillos knickerboker, y don Mariano, el último dandy español, duque de Osuna y embajador de Isabel II en la Rusia del Zar Alejandro, custodiaba sus intimidades con unos calzoncillos que le hacían a medida en Harveys & Parva, tan especiales, que del paño elegido salían doce docenas de ellos, y el duque abonaba todos pero solo se hacía servir diez de cada paño obligando a «Harveys & Parva» a quemar el resto. Se dice que Isabel II de España , madre de Alfonso XII, usaba calzoncillos militares hasta medio muslo, y que su marido, el Rey consorte Francisco de Asís, bragas color malva.

Y don Francisco de Asís,
Sacando su minga muerta,
Al amparo de una puerta
Lloriquea y hace pis.

Ó

Paquito Natillas
Es de pasta flora
Y orina en cuclillas
Como una señora.

Mi insomnio ha desaparecido. Ya duermo del tirón y tranquilo.

Echenique me ha robado la curiosidad y no tengo palabras para mostrarle mi gratitud. Su confesión no deja paso a la duda: «Voy sin calzoncillos e Ione Belarra sin sujetador. Tenemos el mismo derecho». Discrepo.

Lo del sujetador nada tiene que ver con los calzoncillos. Las mujeres son libres, y pueden ir con o sin sujetador, según sus gustos y preferencias. En este caso, estoy del lado de Ione Belarra, también conocida como Ione Pitones y Juana Pezones. Si el pecho de una mujer elige la libertad, y está bien colocado y distribuido, la libertad se agradece por la estética. Pero nada tienen que ver los derechos con esas minucias. Una mujer sin sujetador y el tetamen bien construido –no entro en discusiones moralistas– es muy libre en presumir de ello. El sujetador, o sostén, o «suty», es una prenda femenina del siglo XIX. Las mujeres han ido libres, con buen pecho o defectuoso, hasta el siglo XIX. Un hombre sin calzoncillos es bastante guarro. Y no es derecho ir sin calzoncillos. Es una cochinada.

Más aún, en el caso de Echenique, que no parece tener los reflejos suficientes para la simulación de las urgencias, con el fin de mantener la compostura entrepernil de inminentes ataques de evacuación en sus presumibles y lozanas gallardías. Un hombre sin calzoncillos es una cloaca en movimiento, un asco de tío. Causa irremediables recelos de cercanía. Si yo fuera taquígrafo del Congreso de los Diputados, antes de ocupar el sillón de turno en el centro del hemiciclo, exigiría a la presidenta del Congreso, señora Batet de Campo que, con anterioridad a una intervención de Echenique, éste fuera preguntado –siempre con respeto institucional– si porta o no porta bajo sus acostumbrados vaqueros, calzas, calzones, calzoncillos, bragas o tanga. De lo contrario, el taquígrafo o taquígrafa tiene todo el derecho a renunciar a su cometido por lógicas razones de asquito.

No compare Echenique sus elementos libres al tolón tolón con los pechos de la Belarra al tilín tilín. Un hombre, sea cual sea su belleza y su prestancia, así como su empaque, sin equipaje calzoncillar, es un gorrinete, mientras que una mujer sin sujetador es otra cosa, bastante diferente, a mi modesto modo de enjuiciar.

Duermo mejor, pero hasta conciliar el sueño, se me suceden y repiten las arcaditas.

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