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Enrique García-Máiquez

Acongójalos, Feijóo

Vox, tras tanto desaire, no será su coche escoba y, a base de desprecios innecesarios, el mismo Feijóo habrá deslegitimado ante la opinión pública el único pacto que le quedará

Actualizada 01:30

El filósofo Julián Marías explicaba muy bien que en la sociedad humana se creaba una geometría variable entre la persecución y la huida. Los que se sentían solicitados se volvían recelosos y desconfiados. Y los que no eran perseguidos, terminaban persiguiendo por puro equilibrio. Nuestro filósofo ponía el ejemplo de las relaciones entre hombres y mujeres. En distintos períodos de la historia las solicitadas han sido las señoras y en otros periodos los hombres casamenteros. Lo fundamental es que los perseguidos enseguida se vuelven recelosos guardianes de aquello que los demás aprecian más.

Es una lección viejísima de la que también sacó petróleo el antropólogo francés René Girard. Aprendemos a desear imitando el deseo ajeno, de modo que, si nos sentimos objeto de deseo, se nos dispara la autoestima y, viceversa, si nadie nos ríe las gracias nos amohinamos.

¿Qué tiene que ver Feijóo con tanto filósofo?, se preguntarán ustedes con buena lógica. Pues, visto lo poco que le han aprovechado sus lecciones, nada. Feijóo lleva todo su tiempo haciéndole ojitos al PSOE. Si hubiese leído a Julián Marías, sabría que eso hará que el PSOE le huya mucho más. Si hubiese leído a René Girard, sabría que eso legitima al PSOE a los ojos de sus votantes (del PP) y de sus votantes (del PSOE).

Yo le recomendaría a Feijóo lo que me recomendaba mi madre cuando adolescente y le recomendaré a mis hijos cuando adolescentes (que están al caer). No persigas ni atosigues a quien te gusta. Es peor. Simula una elegante indiferencia.

Feijóo tiene varios sueños solapados como un juego de muñecas rusa. La mayoría absoluta, que más vale abrir rápido, porque no dan los números; dentro, el gobierno en solitario con la abstención de un PSOE dócil, ja, ja; luego, una gran coalición con el PSOE, psch; y ya, si no queda más remedio, pactar con un Vox mudo, con la cobertura moral de haber intentado todas las muñequitas rusas precedentes. Mostrando tan claras sus cartas se va a encontrar con la muñequita enana y dos grandes problemas añadidos. Vox, tras tanto desaire, no será su coche escoba y, a base de desprecios innecesarios, el mismo Feijóo habrá deslegitimado ante la opinión pública el único pacto que le quedará.

Volvamos a los consejos de Marías, de Girard y de mi madre. Si Feijóo prefiere que el PSOE le deje gobernar cuando sea la lista más votada o incluso una gran coalición para evitar las exigencias de cambio de paradigma que impondrá Vox, lo que tiene que hacer es cortejar a Vox. Decir por activa y por pasiva que Abascal le parece un líder bastante más sensato que el resto, loar a Jorge Buxadé, reconocer los méritos de Rocío Monasterio, etc.

Hay un vídeo de un Rufián muy cariacontecido en que advierte que, si Vox llegase al Gobierno, Bildu sería ilegalizado, ERC después, que Podemos tendría problemas y el PSOE bastantes soponcios judiciales y políticos… Rufián es, a lo tonto, uno de los mejores analistas que se sienta en el Congreso. En esto tiene razón, como cuando alerta de que Vox está calando en el voto de los trabajadores, pero, aunque no la tuviese, tiene miedo. ¿No lo huele Feijóo? Con ese miedo tendría mejores cartas negociadoras con los socialdemócratas que tanto le gustan. Pero si éstos perciben que, por mucho que desdeñen al PP, éste seguirá corriendo detrás de ellos, arremetiendo de paso contra su único posible socio, ¿para qué van a cambiar? Feijóo, Cuca Gamarra, Borja Semper les adulan mientras se pegan tiros en el PPP (pie del Partido Popular). Meten poco miedo.

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