¿Y la amnistía pa' cuándo?
Von der Leyen necesita el apoyo de Sánchez para no perder su trabajo y le será más difícil conseguirlo si Bruselas derriba el castillo de naipes de la amnistía
La banda sonora de las últimas semanas en Bruselas suena a Jennifer Lopez pero sin tanta coreografía ni tanto alarde. Bien poco se parece la neoyorquina con la alemana que maneja los hilos de la Comisión Europea, pero con los adelantos actuales de la tecnología y la inteligencia artificial, más de uno podría cambiar el rostro de la cantante por la de Von der Leyen, aunque en aquella canción tan pegadiza una reclamaba el anillo y aquí es otra la que evade la amnistía.
¿Y la amnistía pa' cuándo? Pa' cuando a Ursula le beneficie, que no será ni pronto ni cuando más convenga a su partido ni a España, sino a sus propios intereses. Von der Leyen se encuentra inmersa en una partida de ajedrez con los líderes europeos para resolver su reelección y no está dispuesta a que nada enturbie su segundo mandato. Necesita el apoyo de Sánchez para no perder su trabajo y le será más difícil conseguirlo si Bruselas derriba el castillo de naipes de la amnistía.
La carpeta con toda la documentación sobre el perdón a los ejecutores del procés lleva en Bruselas desde el mes de noviembre. Y desde entonces ha ido pasado de despacho en despacho sin que nadie le dé resolución. En la Comisión existe la norma de no involucrarse en asuntos nacionales ni en negociaciones políticas, pero la ley de amnistía hace ya tiempo que traspasó ese punto y seguimos esperando el informe del Ejecutivo comunitario.
Primero había que esperar a que la norma se aprobara, después a que entrara en vigor y más tarde estaba feo publicar un informe tan importante a las puertas de unas elecciones. Pero después de votar tampoco hay rastro de la evaluación, algo que solo se explica por el puro interés personal de Von der Leyen, que no resolverá su futuro mínimo hasta final de mes.
La vuelta del comisario europeo de Justicia tras su excedencia puede acelerar los pasos, pero a buen seguro que saldrá en julio el informe anual sobre el Estado de derecho, en el que a Bruselas no le quedará más remedio que juzgar la amnistía, antes que el dictamen específico sobre el perdón a los nacionalistas catalanes. Porque cuando Hungría o Polonia se salen del raíl a la Comisión no tiembla la mano a la hora de llamar al orden, pero si es Sánchez quien lo hace surgen las dudas.