El Estado te atraca
El Día de la Liberación Fiscal pretende mostrar cuántas jornadas de trabajo tiene que cumplir una familia promedio española para poder pagar todos los impuestos anuales que le reclama Hacienda
Por estas fechas de julio, se suele vivir en España un día de tremenda importancia. Es un día desconocido, que pasa desapercibido, del que no se suele hablar, pero que debería ser declarado fiesta nacional por la relevancia que tiene para cada ciudadano. Es el Día de la Liberación Fiscal.
El Día de la Liberación Fiscal pretende mostrar cuántas jornadas de trabajo tiene que cumplir una familia promedio española para poder pagar todos los impuestos anuales que le reclama Hacienda. Es decir, hasta ese día, todo lo que una familia prototipo gana va para la Agencia Tributaria y, a partir de ese día, ya se quedan con su dinero para su propio disfrute. Como es lógico, este día es sólo un cálculo estadístico promedio, pero nos sirve a todos de referencia para calcular más o menos cuántos días al año trabajamos para financiar al Estado.
La Fundación Civismo situaba el Día de La Liberación Fiscal en el 13 de julio en 2022 y en el 29 de julio en 2023. Es decir, la familia promedio en España dedica más del ¡50 %! de sus jornadas de trabajo a pagar impuestos. Tú, que estás leyendo, has trabajado seis meses de todo el año para pagar a Hacienda y sólo a partir de este mes empiezas a trabajar para poder pagar tu casa, el colegio de tus hijos, tu comida, etc.
El Estado nos roba. No a unos supuestos ricos, que también, sino a todos nosotros, a todos los españoles que luchamos por sacar adelante a nuestras familias. Antes de que empieces a cobrar, el Estado ya pone la mano y te resta los pagos a la Seguridad Social o la cuota de autónomos. Cuando cobras el sueldo, te aplica el impuesto a la renta. Cuando gastas, te cobra el IVA. Cuando inviertes, te quita el impuesto a las ganancias de capital. Si luchas por sacar adelante un negocio, te aplica el impuesto de sociedades. Cuando ahorras, te pide el impuesto sobre el patrimonio. Cuando dejas algo a tus hijos, te reclama sucesiones y donaciones. Literalmente, el Estado te saquea desde antes de que empieces a trabajar hasta después de muerto. ¿Cómo puede prosperar una sociedad si el único que gana en cada momento es el Estado, que no genera riqueza alguna?
El Estado te atraca y ¿qué te ofrece a cambio de este robo? Educación y Sanidad dicen los más demagogos, pero resulta que sólo el 23% del gasto de todas las administraciones públicas se destina a estas dos partidas. En concreto, un 14% a una Sanidad que presenta eternas listas de espera para operar, y un 9% a una Educación que cada día rebaja más el nivel a los alumnos. ¿Qué más te ofrece el Estado? Una administración pública sobredimensionada, lenta, ineficaz y tremendamente burocrática, nunca responsable de sus demoras o fallos. Una Justicia criminalmente lenta, que tarda años en resolver conflictos. Unas pensiones en dirección a la quiebra, que el Estado puede decidir congelar o rebajar cuando le plazca. Eso sí, cargos, entidades, agencias y chiringuitos para los burócratas nunca faltan; subvenciones y ayudas para los grupos de interés del partido de turno, tampoco.
El Estado nos atraca y nos da muy poco a cambio, sin embargo, nos crea una serie de problemas económicos graves. Un expolio fiscal tan alto ahoga la economía, desincentiva la creación de riqueza y, encima, recauda menos dinero público. ¿Cómo va una persona corriente a ahorrar y mejorar su nivel de vida si tiene que trabajar medio año para el Estado? ¿Cómo van las empresas a acumular capital e invertir, cómo van a crear empleos y a hacer crecer la economía si se penaliza tanto la inversión y las ganancias? ¿Cómo vamos a tener unas finanzas públicas saneadas si ahogamos la economía productiva a base de trabas e impuestos?
Esto no son sólo preguntas retóricas sino datos contantes y sonantes. España se ha convertido en una tierra donde las oportunidades económicas están en retroceso. El PIB real de España fue en 2022 el mismo que en 2007. Nuestra renta per cápita también sigue anclada a niveles de hace casi 20 años y, hoy en día, España ocupa el puesto número 16 de Europa, justo entre Chipre y Malta.
En sentido opuesto, países como Irlanda, que apostaron por una baja fiscalidad y amplia libertad económica como base de su economía, se han convertido en potencias económicas y han hecho ricos a sus ciudadanos. A principios de los años 90, España e Irlanda tenían prácticamente la misma renta per cápita; hoy en día, la de Irlanda triplica a la española. Comparen y lloren.
La realidad es que el sueño español de que cada generación viva mejor que la anterior está en peligro. Tú, que estás leyendo, encaras un futuro menos prometedor. Al contrario de lo que te dicen, no es porque unos supuestos ricos paguen poco, sino porque todos pagamos mucho; pagamos mucho a un Estado que ahoga la economía y que no permite acumular capital a familias y empresas; pagamos mucho a un Estado que nos da poco a cambio en servicios sociales; pagamos mucho para que políticos y burócratas vivan mejor cada año, mientras los españoles de a pie seguimos anclados en niveles económicos de hace 20 años.
España necesita una revolución fiscal ya. Algunos impuestos hay que eliminarlos, como el de patrimonio o sucesiones. Otros impuestos hay que rebajarlos, como algunos impuestos especiales. El impuesto a la renta debe tener menos tramos y los tipos de todos ellos deben reducirse. El impuesto de sociedades hay que simplificarlo y equiparlo al de los países más competitivos del mundo. Y todo ello debe ir acompañado de una reducción sustancial del gasto público improductivo, cosa que en España es bastante fácil de hacer.
Hasta entonces, ¡viva el Día de la Liberación Fiscal!