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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Las quince caritas... y dos más

Pasará lo que tiene que pasar, si antes los retratados y su tirano no terminan con las últimas resistencias, heroicas, de una democracia que se encamina a marchas forzadas – y forzosas–, hacia una tiranía comunista

Actualizada 01:30

Luis María Ansón, cultísimo, memorión, gran periodista, conocedor de la poesía española y algo de la china, era también desconcertante. Llevaba personalmente una página de ABC que se titulaba «Las Caras de la Noticia», una página confusa. Cuando le faltaba una cara o un cara para llenar la página, recurría a Leticia Sabater, que no era noticia ni nada, pero salía mona. Y en nombre de la «Redacción de ABC y Blanco y Negro», concedía el premio «Español del Año», que en una edición desdichada se llevó Jordi Pujol, cuando ya era el «Antiespañol del Siglo».

Se lo comunicó al presidente, Guillermo Luca de Tena, que respetaba las decisiones de aquella Redacción que no se reunía para tal menester. –Presidente, la Redacción ha elegido a Jordi Pujol como Español del Año. Creo que ha sido una elección muy oportuna y acertada. –Pues qué quieres que te diga, Luis María, no me gusta, pero si la Redacción lo ha concedido… Y Pujol recibió el homenaje de ABC con un españolísimo discurso que le escribió otro porque sus palabras no se las creía ni él. Godó se mostró muy contento. –Habéis hecho un gran favor a España– otro que tal. Pocas semanas más tarde, en «Protagonistas» de Luis Del Olmo, que intentaba no enterarse de la política antiespañola de Pujol, los componentes de la Tertulia –Luis la inventó–, fuimos convocados para votar, durante una cena en la «Casa Sixto» de la calle Cervantes, los premios «Lumbreras del Año» y «Tarugo del Año». Éramos más de 30 los tertulianos con derecho a voto, y Luis aceptó, con cierto disgusto, que el «Tarugo del Año» le fuera concedido al que, semanas antes, había sido el «Español del Año» en ABC. Se votó con papeletas y, al confirmarse el resultado, el historiador Javier Tusell solicitó una segunda votación nominal, a viva voz. Le salió mal la jugada, porque en la segunda ronda, Pujol acumuló tres votos más que en la primera. Pablo Castellanos se dirigió a Tusell. –No pidas la tercera votación, porque vas a conseguir que tu Pujol gane el «Tarugo del Año» por unanimidad–. Pablo Castellano era un socialista libre, valiente y siempre enfrentado al Poder, además de una excelente persona, con una viveza e inteligencia, que unidas a su experiencia, hacían temblar al socialismo imperante de los Gobiernos de Felipe González. Pujol aceptó el premio, y hasta Barcelona viajamos para entregárselo en un comedor privado del Club del Liceo, que guarda su maravilloso salón con las pinturas de Ramón Casas. Luis Del Olmo me encargó que le explicara a Pujol el significado de tarugo –que Pujol sabía a la perfección porque hablaba un español culto y fluido–, y al final se llevó encantado el premio, consistente en un tarugo de plata de ley que, sólo al peso, valía un potosí. Años más tarde, se demostró que fue un traidor a España, al Rey –del que era su representante en Cataluña–, y el jefe de una banda familiar cuyo juicio se ha retrasado para impedir que, a sus más de 90 años, sea condenado a prisión. Pero hay que volver a las caritas.

La portada de ABC del 29 de noviembre es valiente y sencilla. Quince caritas. Las quince caras de dirigentes y familiares del PSOE que en una sociedad normal y seria no podrían seguir disfrutando de cargo alguno. Las caritas –falta la de Pedro Sánchez, el jefe supremo de la corrupción– de Cerdán, García Ortiz, Ábalos, Ángel Víctor Torres, Óscar López, Begoña Gómez, David Sánchez, Fernando G. Marlasca, Francina Armengol, Miguel Ángel Gallardo, Pilar Sánchez Acera, Carlos Moreno Medina, Cristina Álvarez, Pilar Rodríguez y Koldo García. También falta la de Ribera, la niña ecologista de Von der Leyen. Cuando el conde de Romanones aguardaba en su despacho el resultado de la votación para su ingreso en la Real Academia Española, y su secretario le anunció que no le habían votado ni sus más allegados, exclamó aquello de «¡Joder, vaya tropa!». Y es lo mismo que se me ha ocurrido hoy al contemplar la gran portada de ABC. ¡Joder, vaya tropa! Y casi todos ellos reunidos en Sevilla, porque el detestable jefe de la tropa ha organizado en momentos tan inoportunos el Congreso del PSOE, con el fin de eliminar definitivamente a todos aquellos cargos y militantes que no prometan sometimiento y humillación acuclillada al ganso volador. Esa portada lo dice todo. Y creo que se equivocan los que vaticinan que no pasará nada de nada. Pasará, con mucho retraso, lo que tiene que pasar, si antes los retratados y su tirano no terminan con las últimas resistencias, heroicas, de una democracia que se encamina a marchas forzadas – y forzosas–, hacia una tiranía comunista.

¡Qué caritas! ¡Vaya tropa!

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