Sí, Zapatero es exactamente eso
Sobre lo que han hecho Buxadé y Tertsch se pueden discutir las formas, pero el fondo resulta innegable: es el colaborador de un narcodictador
de cara a las elecciones presidenciales venezolanas del pasado 28 de julio, Zapatero acudió a Caracas por enésima vez, esta vez con etiqueta de observador del Grupo de Puebla, un chiringuito del socialismo iberoamericano. Los comicios olían a pucherazo a leguas, con Maduro machacando a la oposición ya de antemano y exterminando el más mínimo atisbo de contrapeso. Y en efecto, los pronósticos se cumplieron: la dictadura venezolana, que ha arruinado a su país y ha provocado el exilio de siete millones de personas, trucó los resultados de la manera más zafia para proclamar vencedor a Maduro contra todas las evidencias. El fraude fue tan burdo, tan rupestre, que solo cuatro acreditadas democracias reconocieron el resultado: China, Rusia, Irán y Cuba.
¿Qué hizo el observador Zapatero tras aquel golpe de mano en las urnas? ¿Expresó alguna duda? Nada. Mutis por el foro. Desapareció de la faz de la Tierra durante un mes, incapaz de criticar a un régimen con el que mantiene un larguísimo compadreo (inexplicable salvo que medien dos motivos: o bien le encantan las dictaduras y las ve estupendas; o bien algo está recibiendo a cambio de contribuir a blanquear semejantes barbaridades).
Soy tan naif, o tan gili, que en los larguísimos días de la desaparición de Zapatero me dije para mis adentros: Este tío, después de la bochornosa actuación que ha tenido, está acabado para seguir haciendo bolos de grandes lecciones de democracia, humanismo y buen gobierno. Pero me equivocaba. Sin rubor alguno, ha continuado predicando por doquier y llenándose el bolsillo con sus asesorías.
Y es que Zapatero no es mejor que Sánchez. De hecho fue él que abrió la caja de Pandora del esperpento que hoy sufrimos, fomentando el guerracivilismo, la ingeniería social, los cordones sanitarios y las ambiciones de ruptura de los separatistas.
Además, Sánchez y Zapatero comparten un atributo que los debe hacer repulsivos a ojos de todo español que abogue por una clase política con una cierta conciencia: su rampante amoralidad. Zapatero sonríe mucho y sin venir a cuento, pone carita de iluminado con sus inocentes ojos glaucos, salmodia unos cuantos topicazos hueros del manual «progresista».... Pero luego se comporta como mal bicho, capaz de hacerle el caldo gordo –y no se sabe todavía por qué– a una narcodictadura criminal, que ha liquidado la libertad de expresión y el habeas corpus, que impide las elecciones limpias, que expulsa al legítimo ganador amenazando a su familia (y con un extraño papel también de Zapatero ahí), que practica detenciones arbitrarias y torturas. Además, la violencia es brutal y cotidiana, la hiperinflación está disparatada y el 26% de los niños ya ni acuden a la escuela. ¿Puede alguien hacer equilibrios ante un dictador que ha provocado tan horrible panorama? Pues sí que existe ese equilibrista: el sonriente Zapatero.
Buxadé y Tertsch, eurodiputados de Vox, han recibido a Zapatero con una pancarta en el Parlamento Europeo y alguien de su grupo de asesores lo llamó a voces «asesino» y «cómplice» de Maduro. La protesta atendía a que la Eurocámara ha invitado a Zapatero a participar en la llamada Semana del género y la igualdad. Los representantes de Vox argumentan, y con razón, que supone un sonrojo que Corina Machado no pueda acudir allí a recibir su Premio Sarajov, debido a la persecución a la que la somete Maduro, y a cambio la Cámara invita a hablar precisamente a quién blanquea al represor.
A mi no me gusta ver a un eurodiputado boicoteando actos de otros políticos, porque tampoco me agrada que se hagan con los que gozan de mis simpatías. Creo que Tertsch y Buxadé habrían acertado más yendo por la vía civilizada: convocando una rueda de prensa en el mismo espacio donde hablaba Zapatero y denunciándolo a su vera, algo que era factible. Pero aún así, lo que rezaba en la pancarta que portaban es rigurosamente cierto: «Zapatero, colaborador y amigo del narcoasesino Maduro». Inapelable.
Así que cuando la prensa y las televisiones del régimen empiecen a hacer aspavientos a cuenta del comportamiento de los eurodiputados de Vox, no debemos confundir lo anecdótico con lo grave. Lo hediondo e insoportable es que un risueño expresidente español evita condenar una repulsiva dictadura comunista, e incluso la justifica, al igual que hacen los ministros de Sumar que se sientan en el Gobierno de España.
Zapatero es un personaje siniestro, que ha hecho muchísimo daño a España y que tiene su brújula moral totalmente averiada. Así que de víctima, nada. Le llamaban Bambi. Nunca hubo un apodo peor puesto.