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HorizonteRamón Pérez-Maura

El nazismo intenta asesinar en Madrid

Lo que ocurrió el martes es el resultado natural de estar gobernados por un presidente del Gobierno que con algunos de sus ministros hace bandera de su antisemitismo

Actualizada 01:30

La mayoría de los medios de comunicación han prestado poca o nula atención al intento de asesinato múltiple en un restaurante judío en el número 37 de la Calle Viriato de Madrid. No así El Debate que informó el miércoles del frustrado atentado que tuvo lugar el martes a las 22,39 en el restaurante Rimmon Kosher de esa calle. Con el local concurrido por la clientela, una persona llegó y roció de gasolina la entrada del restaurante e intentó prenderle fuego sin lograrlo pues el fuerte olor del combustible hizo que el personal del restaurante reaccionara con presteza e impidiera la ignición.

Yo no sé quién intentó hacer esto. Lo que sí sé es que esto es lo que hacían los nazis a los judíos en muchos lugares del mundo que estaban sometidos al control de aquella ideología. Que ahora lo pueda intentar perpetrar grupos que se dicen defensores de los palestinos o grupos de la extrema izquierda española sólo demostraría que la metodología nazi está subyugando a otros grupos que no eran de esa ideología en sus orígenes.

¿Se imaginan ustedes lo que hubiera podido ocurrir si el terrorista logra prender fuego a la entrada del restaurante? ¿La tea en que se podía haber convertido el local y el edificio entero que tiene seis alturas? No conozco el restaurante que está en el corazón del barrio de Chamberí, a unos 800 metros de la redacción de El Debate, pero pensar que un crimen de esa magnitud sólo fue impedido por la heroica reacción de los empleados del local, te pone la carne de gallina. Imagínense los clientes bloqueados tras las llamas sin poder salir a la calle…

Lo que ocurrió el martes es el resultado natural de estar gobernados por un presidente del Gobierno que con algunos de sus ministros hace bandera de su antisemitismo. Y también es consecuencia de haber cada vez más medios de comunicación que no tienen inconveniente en publicitar manifestaciones de odio contra Israel y contra los judíos del mundo entero. Incluyendo los que son ciudadanos españoles exactamente igual que la mayoría de mis lectores.

Lo que hemos visto en el corazón de Chamberí, es decir, en el corazón de Madrid es un acto de odio que podía haber costado muchas vidas. Por la gravedad de los hechos es verdaderamente sorprendente la poca repercusión mediática que ha tenido el atentado frustrado. Y eso es probablemente una indicación de que cada vez más nos acostumbramos a que las manifestaciones de odio no son más que muestras de libertad de expresión. Ni cuando nos tocan más cerca nos asustamos. En los carnavales de la localidad navarra de Alsasua, el pasado martes, se quemaron conjuntamente las banderas de Israel y de España. A estos racistas filonazis les gusta mucho el fuego. Y eso, más allá de profanar los símbolos de países que tienen millones de habitantes detrás, no es una manifestación de libertad de expresión. Es una manifestación incuestionable de odio. Y, si no recuerdo mal, según nuestro Código Penal, el odio es perseguible.

Pero, como ya nos conocemos, apuesto a que no se hará nada hasta que no haya muertos, hasta que estos nazis asesinen a algunas personas. Si puede ser con fuego, como además de los nazis lo hacían los yihadistas del Estado Islámico y lo transmitían en la red, mejor. El mensaje llegará más lejos y entonces nadie lo ignorará como ha ocurrido en buena manera con el frustrado atentado de Chamberí.

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