Con Vox a ninguna parte
Sánchez prefiere debatir el rearme europeo con Otegi antes que con Abascal. Suponemos que porque valora su experiencia con armas y explosivos
Ayer ocurrió algo que pasó un poco desapercibido entre la molicie general y la resaca del derbi. Ayer el presidente del Gobierno despachó en la Moncloa con Bildu, pero le negó la entrada a Vox, en lo que supone una de las mayores vergüenzas de nuestro tiempo reciente (y mira que hubo varias). Entre el partido de Otegi y el de Ortega Lara, Sánchez prefirió hablar de la política de rearme europeo con el primero. Y lo ha hecho apenas dos años después de llevar en listas para las municipales a medio centenar de individuos condenados por terrorismo.
En primer lugar, Sánchez ha reunido a los partidos en la Moncloa porque el parlamento le da pereza, por no decir pánico, pero sobre todo porque le devuelve en cada votación el reflejo de su evidente debilidad. De hecho, preguntado por el BNG, Sánchez dijo que «probablemente no» lleve al Congreso este plan de rearme europeo. Nos preside, por tanto, un autócrata, un hombre elegido por el Congreso tras perder las elecciones, pero que una vez investido «se jodió lo prometido». Es algo sobre lo que escribió Bieito Rubido alguna vez: vivimos en una democracia llevada por gente que no lo es tanto, o que solo ejerce a ratos.
En segundo lugar, le ha dado a todos los partidos el mismo tiempo de conversación, 30 minutos, que es menos de lo que dura un vis a vis en la cárcel o una reunión de vecinos, lo que da buena medida de lo que le interesa la opinión de sus interlocutores. Y en tercer lugar, le ha impuesto un cordón sanitario a Vox porque donde los ciudadanos comunes vemos una desgracia (léase dana, léase amenaza rusa) el PSOE observa siempre una oportunidad. Sánchez veta a Vox no por sus ideas (pues si necesitara sus votos se los pediría) sino porque los prefiere agraviados si con ello les fortalece y le complica mínimamente la vida al PP.
Un presidente serio citaría a Vox en la Moncloa no por nada, sino porque es el tercer partido de España y tiene incluso más votos que Sumar, al que Sánchez ha puesto cinco ministerios para ganarse su lealtad perruna hasta 2027. Eso por un lado. Luego, si los de Abascal te salen putinistas o trumpistas, pues lo dices y te desahogas, pero no hay ningún motivo que justifique esta exclusión y la aceptación de Bildu, salvo que consideremos que el partido de Otegi tiene mucha más experiencia que Vox en el uso de armas y explosivos, cosa que está suficientemente probada.