Retorcer el dolor
Hicieron lo mismo con el Prestige, con el 11-M, con todas las desgracias. Cada vez que ocurre algo inesperado, donde el azar, la naturaleza o la maldad terrorista golpea con saña el dolor de los españoles, allí aparece el PSOE para intentar buscar un rédito. Así son
El Gobierno actual, sustentado por el PSOE y ocupado por Sánchez, ha sido incapaz de pedir perdón a los ciudadanos después de la pésima gestión de la crisis del covid. La cifra de muertos en España, una de las más altas del mundo entero, está todavía hoy por precisar, pero se estima que supera los 120.000. Una cifra nada desdeñable. La incultura política que caracteriza al sindicato que secunda a Sánchez le impide hacer autocrítica. Hoy se sabe que con solo dar la alarma y proceder al confinamiento quince días antes, hubiera habido un veinte por ciento menos de contagios y se hubiera evitado un buen número de muertos. Pues aquí tienen al PSOE, a quien le rodea una corrupción galopante y se mantiene en el poder sin mayoría en el Parlamento, ni electoral, ni social, queriendo, de nuevo, zaherir a los vivos con los muertos y centrándose en un ataque inmisericorde contra Ayuso.
El PSOE está demostrando que solo sabe hacer política desde la confrontación, desde el odio. Lo demostraron en las primeras décadas del siglo pasado y han vuelto a las andadas con Zapatero y Sánchez. Llegan al poder a trompicones, forzando la legalidad, y después lo ejercen de la manera más antidemocrática. El verdadero problema de España hoy es el PSOE.
Estamos ante un partido con personajes como Reyes Maroto, que llega a afirmar que las muertes en las residencias de ancianos de Madrid fueron asesinatos. Es el mismo partido que no llegó a la dana de Valencia, con un presidente en la India, una vicepresidenta responsable que apareció ocho días después y una cadena de errores de organismos dependientes del Gobierno central que no cumplieron con sus cometidos y responsabilidades. Y en una villanía más, se empeñan en cargarle toda la responsabilidad a Mazón.
Hicieron lo mismo con el Prestige, con el 11-M, con todas las desgracias. Cada vez que ocurre algo inesperado, donde el azar, la naturaleza o la maldad terrorista golpea con saña el dolor de los españoles, allí aparece el PSOE para intentar buscar un rédito. Así son.
Muy mal deben estar viendo todo lo que les concierne —corrupción, encuestas y favor popular— que tienen que traspasar la frontera para adentrarse en el territorio de la inmoralidad y la indignidad. Pocos políticos han hecho más daño a España que Sánchez. Ya veremos cómo se puede recuperar de tanto destrozo, físico y emocional.