La histeria de Sánchez, Montero y los suyos
Alberto Núñez Feijóo parece tener mucha fe en la trascendencia de la labor del poder judicial frente al intento de desmantelar nuestro Estado de derecho. El enorme riesgo es que es prácticamente el único poder que queda para contener el autoritarismo sin pudor que despliega Sánchez
Yo no estoy seguro de si el asunto más importante sobre el que tenía que preguntar ayer Núñez Feijóo al presidente del Gobierno en la sesión de control era sobre el intento de asalto del Gobierno al grupo Prisa. Desde luego creo que es el deber del PP defender la libertad de empresa y denunciar que se emplee el dinero de compañías controladas por el Estado para asaltar a empresas privadas. Les juró que no tengo la más mínima simpatía por Josef Oughourlian, que me tocó sentado al lado en la boda de la hija de un amigo común en Cartagena de Indias. Me pareció un tiburón sin escrúpulos. Pero incluso con los tiburones de los negocios yo defiendo el respeto a la propiedad privada.
Con este gobierno casi todos los días nos encontramos con una iniciativa de la que se dice que «es la primera vez» que… Y la de ayer fue verdaderamente notable. Después de todo lo que ha hecho el grupo Prisa por el sanchismo, resulta que es el PP quien sale en defensa de su libertad frente a la acometida de los socialistas. No paramos de mejorar. Es conveniente que mis colegas de El País y la Ser se lo hagan mirar. La línea editorial de sus medios es favorable a un Gobierno que quiere tomar el control de sus cabeceras. A estas alturas, Oughourlian ya se lo ha hecho mirar con detalle.
Es evidente que la histeria de Sánchez y los suyos es creciente. La forma en que la vicepresidente Montero respondió a la pregunta de Elías Bendodo sobre el cuestionamiento de la Audiencia de Sevilla a la acción del Tribunal Constitucional de rebajar las penas de los ERE fue notable. A su bien conocida falta de educación, sumó un nerviosismo que es propio de quien ve las orejas al lobo. Y cuando eres candidata a presidir la Junta de Andalucía, es normal que actuaciones como la de la Audiencia de Sevilla te pongan muy nervioso. Alberto Núñez Feijóo parece tener mucha fe en la trascendencia de la labor del Poder Judicial frente al intento de desmantelar nuestro Estado de derecho. El enorme riesgo es que es prácticamente el único poder que queda para contener la autocracia sin pudor que despliega Sánchez.
En este contexto es importantísimo el posible recurso de la propia audiencia sevillana al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) contra el Tribunal Constitucional por una cuestión prejudicial. No he conseguido confirmarlo, pero sospecho que tampoco es tan frecuente en la historia de la UE que el TJUE tenga que manifestarse por el enfrentamiento entre el poder judicial y un tribunal constitucional –que no es jurídico, es político. Este es el inicio de la guerra abierta del Poder Judicial contra este Tribunal Constitucional que se ha convertido en una corte de casación. Y en este choque nos va la supervivencia de la nación y el imperio de la ley. Ahora, con esta iniciativa de la Audiencia de Sevilla, por fin los componentes del Tribunal Constitucional empiezan a tener que tentarse la ropa una mijita antes de obedecer a Cándido Conde-Pumpido y Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
España, año de Gracia de 2025