Cartas al director
La paradoja de celebrar la derrota
Estimado director:
Abrimos las redes sociales y encontramos mucha celebración de la ampliación, por parte de la Corte Constitucional de Colombia –¡Que ha dictado una regla modificando una Ley!– del «derecho» al aborto, hasta las 24 semanas en aquel país.
No es cometido de este escrito debatir plazos o causales, sino la propia esencia de la celebración. No comprendo esencialmente qué se celebra. Los proclives a ampliar la permisibilidad del aborto a más supuestos, o durante un plazo mayor, se refieren por un lado a la libertad de la mujer y por otro lado, casi siempre, a la situación económica y social de los países donde se encuentran, a la imposibilidad de criar un hijo, al fallo de un método anticonceptivo o a la existencia de un delito, como es una agresión sexual.
Utilizan una concepción muy amplia de la libertad –considerando al aborto como algo inocuo–, que implicaría el poner fin a una vida –al menos en potencia–, mientras consideran que los condicionantes económicos y sociales son los más esenciales o determinantes para cualquier actuación del individuo.
¿Qué libertad puede asumirse cuando consideran que la vida de cada uno viene determinada en grado sumo por las condiciones materiales de la sociedad en la que vive? ¿Es la decisión de abortar libre según su propia lógica?
Fallan en sus concepciones básicas de la sociedad, por ello no ven un mal en aquello que viene necesariamente de un mal. Parece necesario recuperar un horizonte más lógico, y con ello, más respetuoso con lo humano. Celebrando el aborto se celebra la derrota, de la que da cuenta quien se lo va a practicar, ex ante de saber qué ha concebido o ex post.