Cartas al director
De campaña, otra vez
Podríamos pensar que a Feijóo, la campaña del 28-M en gran medida le vino hecha. Primero Bildu, colocando a exetarras en sus listas. Al final, con los casos de compra de votos, destapados oportunamente, con la detención de socialistas. Todo ello en el marco del mensaje central, derogar el sanchismo, con unas dosis adecuadas de Falcon. Y poco más, nada de economía y nulo debate sobre políticas autonómicas y municipales. Los candidatos del PP siguieron la misma senda. No hacía falta más. La incógnita es saber si esa estrategia le será suficiente el 23-J. ¿Se verá obligado a desarrollar su propio proyecto, a explicar las medidas que tomará y a decir qué leyes concretas derogará si es presidente, o se mantendrá en la indefinición y el antisanchismo, un arma que ha demostrado ser muy eficaz? De momento, todo indica que Sánchez, con todo en contra, va a cambiar el tono y el contenido de su campaña, está dispuesto a bajar al barro y no dejar que le impongan los marcos del debate. Al sanchismo, con el que la derecha resume todos los males, Sánchez contrapone el trumpismo, la deriva en la que sostiene ha caído Feijóo, arrastrado por Ayuso, que habla abiertamente de pucherazo sin que la desautorice. A los pactos con Bildu y ERC, el peligro de que la ultraderecha llegue al poder. Al lema «Sánchez o España», otra disyuntiva, «Sánchez o Feijóo». Ha comprobado que centrarse solo en la gestión y los datos económicos no es suficiente. De cara a las generales, los partidos deberían explicar sus proyectos, contraponer sus modelos y evaluar la labor del Gobierno. Pero, si nada cambia, será una campaña más en negativo que propositiva, en la que se hablará más de los socios de cada bloque y menos de los problemas.