Cartas al director
Europa: ¡auxilio!
Cuando hablamos de Europa lleva a pensar mucho más allá de su propio significado geográfico, en un continente repleto de siglos de historia y poderoso en valores que, por su humanidad y espíritu transcendente, ha esclarecido a todo el mundo. Si Europa pide auxilio es que desea ser salvada y ante este grito, con vistas al 9 de junio de 2024, ya se deben empezar a realizar los diversos manuales de guerra y saber con qué armamento de ideas, objetivos y personal contamos. Si podemos medirnos con nuestros vecinos, aunque sea con palas y azadones, hasta es posible que consigamos ganar alguna que otra batalla. Lo importante es salir de nuestro acomodamiento.
Realmente nos envuelve un aquelarre de problemas, asediados por innumerables frentes y no solo armamentísticos, también económicos, ecológicos, inmigración y otros de tal calado. Así, no solo estamos para «salvar los muebles a Europa» sino, por encima de todo, la dignidad de cada uno de los ciudadanos europeos, observando lo más preciado que poseen: su dignidad, libertad, sus vidas y otras tantas de primer orden. Salir en auxilio de Europa, salvarla, sin duda es «salir en favor de la persona», y superar con creces la crisis de los auténticos valores que, de no hacerlo, nos llevaría a la hecatombe, aunque a estas horas algo estamos saboreando por desgracia. Si prescindimos de las grandes referencias del Humanismo Cristiano, adolece de sentido hablar de salvarla: sea Europa o vete a saber. Todo quedaría en el «salvar los muebles», enseres materiales perecederos, un objetivo al fin de extrema pobreza por su estrechez de miras.