Cartas al director
Abucheo al presidente
No me agrada presenciar un abucheo al presidente de gobierno de mi país, sea éste quien sea, porque me han enseñado que es una falta de respeto. Hablemos pues de respeto.
Me molesta y mucho que en ciertos campos de futbol españoles se pite la interpretación del Himno Nacional, casi tanto como que se acompañe su interpretación con un «loo loo loo loo» más propio de una despedida de soltero que de la representación de una nación. Que se grite «fuera» y se abuchee al Jefe de Estado o se quemen sus retratos, y, sin embargo, se rinda homenaje a terroristas. Me desagrada comprobar la falta de cortesía de ciertas autoridades con el Rey, omitiendo la ligera inclinación de cabeza de los hombres y el inicio de una genuflexión de las damas, por no citar el desconocimiento de las normas de protocolo. Me parece manifiesta falta de educación sentarse ante el paso de la bandera de un país aliado o que se tache de «fascistas» a los jueces.
A pesar de ello tendré que concluir que la admisión social de facto de estos hechos conduce a que algunos ciudadanos, consideren, por hechos igual de graves o más, que tienen un más que justificado derecho a propinar un sonoro y pacífico abucheo a quien ostenta la presidencia de gobierno. No olvidemos que los comportamientos citados al inicio han sido calificados por algunos políticos como «jarabe democrático», o ejercicio de un derecho fundamental: la «libertad de expresión».
No me queda pues más remedio que rumiar mi desagrado.