Cartas al director
¿Democracia? Una mentira más
A nuestra democracia no se le puede exigir demasiado, casi es de pacotilla desde que llegado el momento de prestar juramento, o prometer acatar la Constitución, la presidenta de las Cortes, con la anuencia del Tribunal que debe garantizar el cumplimiento de la Constitución, permiten que sus señorías salgan por peteneras, de manera que llegará el día en que un jipío le valdrá para acceder al sillón de diputado. Y así son las resultas, que hay diputados que luchan por la independencia de su territorio vulnerando la Constitución. Y hasta el presidente en funciones se permite solicitar su apoyo, lo que lógicamente se transforma en un «do ut des», y es el caso de que el presidente no paga con un trozo de sus carnes, ni llena las arcas de los peticionarios con su propio peculio, sino que, para vergüenza de los españoles, lo hace con las arcas públicas, con dinero procedente de nuestros impuestos. O a costa de la honra de España. Si esto es democracia, Tocqueville estaba loco.