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Cartas al director

El tsunami marroquí

Todo lo que toca este desaprensivo jefe del Gobierno se va con el disgusto y la angustia hacia España. Como españoles de bien, lo estamos observando. Estamos viendo cómo se hace una tortilla de patatas, pero sin patatas. Este ser se ha metido a cocinero, creo yo, sin conocer la sal y el azúcar. Su cara de vinagre se le vio en su huida el día que se derogaba el veredicto a bombo y platillo sobre la amnistía en el Congreso.

Las noticias vuelan en los senderos xilográficos de la noticia. Esta se sabía de antemano, sin embargo, el silencio característico de este Gobierno con su jefe insolente, cada día se está viendo mucho más lo que ya se veía venir. Las hordas magrebíes de Mohamed VI, un día sí y el otro también, se inclinan en sus asientos de aviones marroquíes entrando en España como veraneantes sin pasaporte.

Las masivas llegadas de estos inmigrantes ilegales llegan principalmente al aeropuerto de Barajas. Sin documentación alguna piden asilo. El engaño es de su Rey y con el silencio del Estado español. Yo los llamo vuelos patera. Al parecer, esta aerolínea es propiedad del Rey de Marruecos. Me pregunto: ¿se realiza con la aquiescencia del Gobierno magrebí o se trata de amistad conjurada con este Gobierno comunista social de España?

No creo que haya españolitos de bien que se sobresalten sobre esta noticia. Las aeronaves pateras han empezado a llegar.

En Marruecos hacen la vista gorda y aquí, en nuestra tierra, se hace un silencio profundo para meterlos después en sombrías habitaciones y mal equipadas. Habitaciones de papel y corcho, por donde, en uno de sus techos, un magrebí escapó hacia los cielos de esta España solidaria. El tsunami marroquí ha llegado.

José Medina Pedregosa

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