¡Qué vergüenza!

La señora doña Delcy Rodríguez Gómez, vicepresidenta de Venezuela, el 25 de junio de 2018 fue sancionada por la Unión Europea (UE), con no poder pisar territorio de dicha Unión. Por otra parte, una Embajada se considera territorio del país que representa. Cuando una persona entra en una embajada, está entrando en el territorio de otro país.

Pues bien, el pasado día 8 de este mes de septiembre, hubo una reunión en la Embajada de España en Caracas, en la que asistieron entre otras personas, la señora Rodríguez Gómez, don Edmundo González, y por supuesto, el señor embajador de España, don Ramón Santos Martínez.

Dejando de momento la encerrona contra el señor González en la Embajada de España, el Gobierno español, saliéndose por la tangente en este afer, se aferra a la versión de que su papel fue únicamente acordar con el Gobierno venezolano el traslado del señor González al exilio, o sea, a España. Señor Sánchez, dígale a su ministro de Exteriores que no mienta y explique de una vez el porqué de la presencia de la señora Rodríguez en la Embajada de España, ¿Qué pintaba allí, dicha señora? ¿Con el consentimiento de quien se violó la sanción de la Unión Europea?

Por otra parte, señor Santos Martínez, ¿cree usted, que, para hablar de un traslado, hace falta grabar a escondidas dicha reunión? ¿Era usted conocedor de tal acción? Usted sabe que dicha actividad está totalmente prohibida en una embajada.

Por último, está comprobado que, en la reunión del 8 de este mes de septiembre en la Embajada de España en Caracas, se cometieron un sinfín de errores consentidos con el fin de contentar al señor Maduro. ¡Qué vergüenza!