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Cartas al director

Impuestos y sentido común

Es tal el ruido mediático que nos rodea que a una inmensidad de ciudadanos les llega a anular su capacidad de razonar y a hacer uso de su sentido común. Vivimos estresados por el trabajo, por nuestras relaciones sociales, y por numerosas obligaciones inútiles que nos autoimponemos, como seguir series en televisión, acontecimientos deportivos, juegos digitales, etc., etc. que sirven de muy poco o nada. Nos inventamos cualquier cosa menos estarnos quietos, reflexionar, meditar sobre nosotros y lo que nos rodea, en definitiva, pensar, hacer buen uso de nuestro cerebro y conocimientos.

Viene todo esto a cuenta de lo que sutilmente se nos viene anunciando por parte del gobierno y sus voceros: que nos van a subir los impuestos. Bueno, de hecho, y gracias a la inflación de los últimos años, al no haber deflactado la tarifa, se ha incrementado enormemente la presión fiscal. Nunca el Gobierno había recaudado tanto dinero de los ciudadanos como en lo que va de año. Pese a eso, la deuda sigue creciendo, de eso hablaremos otro día.

Pero ¿y qué tienen que ver los impuestos con el sentido común? Pues a mi modo de ver, mucho. Porque, mi querido lector, ¿se ha parado usted a pensar quién sabe mejor que usted a qué dedicar su dinero, fruto de su trabajo y su esfuerzo, para satisfacer sus necesidades, que usted mismo? ¿Es que, acaso, los políticos, con la fatal arrogancia que los caracteriza, van a saber mejor que cada uno de nosotros qué hacer con nuestro esfuerzo? ¿Qué es lo que nos conviene?

Los impuestos son un robo. Son un robo, principalmente, de nuestra libertad de decisión sobre los frutos de nuestro esfuerzo. Esto es obvio. Pese a eso, mucha gente vota a partidos que, por activa o pasiva, no hacen más que aumentar impuestos. Está claro: el sentido común, es el menos común de los sentidos.

Genaro Daroca

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