Sin timón

Ir a Bruselas para hablar de armarse ante el peligro ruso, teniendo en el gobierno amigos de los rusos, no parece el más adecuado planteamiento. Como el ejército de Pancho Villa, que practicaba las guerrillas, en el Gobierno de Sánchez hay partidas que hacen la guerra por su cuenta, que lo que huela a Europa le da alergia, y por tanto los compromisos con la OTAN les traen al pairo. Y entonces sale Sánchez, cogiéndosela con papel de Riz Abadie, poniéndole pegas a la palabra «rearme» por no asustar a una porción de sus coaligados.

Y Sánchez, que suspira por poblar la cúpula europea y saca pecho sin presupuesto se las ve y se las desea para salvar el trance y elige el término «seguridad», vocablo solo utilizado en política interior. Y a todo esto, como sus socios gozan de la salud en la medida de que se alimentan sus intereses –no del común de los españoles–, no se ve en la necesidad de disolver las Cámaras y convocar elecciones, que las escopetas las carga el diablo y le conviene seguir aforado por lo que pueda pasar. El caso es que España anda sin timón, en espera de que alguien pueda capitanear la nave con garantías de llegar a algún puerto .