Cartas al director
La devastación de donde nace lo bello
Lastarria es un barrio apacible y bello en el centro de Santiago de Chile. En su pavimento empedrado; a la sombra de arboles en el todavía verano austral, se cobijan artistas pictóricos y de diseño de bisutería. Piececitas de lapislázuli y cobre, muy al uso en Chile. Es en este barrio donde se encuentra emplazada la antigua iglesia de la Veracruz. Su gran puerta se abre de par en par, para exhibir las heridas que le ocasionó el vandalismo e incendio con ocasión del estallido social chileno de 2019. Hoy, su culto enraizado, entusiasta, comprometido con su barrio y sus gentes, es en ese marco gris y resquebrajado que dejó el fuego y que el párroco aún conserva en gran medida. Qué contraste el de la ira bronca, irracional, animal que lo provocó, con la paz que la iglesita inspira hoy; con el consuelo que se recoge; con la espiritualidad que se respira. La iglesia abierta se muestra herida, delicada, pero viva y acogedora.
Hoy es un lugar de oración, encuentro, extraña belleza que nos genera paz y que nos cuestiona. Habla la fuerza potente, que precisamente renace de las cenizas. Hay muchas ocasiones en la vida, en las que lo mejor resurge precisamente del desfallecimiento.