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En primera líneaPedro Fuentes

De las bondades políticas

De otros políticos de corral bananero podíamos creer semejante inmisericordia, pero de los partidos mayoritarios del país la falta de bondad es un fraude, puesto que representan a más de dos tercios de los ciudadanos que empiezan a sentirse en el «callejón de las almas perdidas»

Actualizada 04:38

Decía Antonio Machado que «la benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien».

Este asunto de la voluntad de bien exige ya, en un momento crucial y algo desesperado, de la bondad política.

Una bondad política que no podemos exigirle a Europa si nosotros antes no manifestamos una creencia firme en una sentencia que nos lleve a la aplicación de la legitimidad del buen gobierno en favor de los españoles.

En nuestros problemas endémicos de país, nos encontramos con nuestras bien conocidas pesadillas: quebranto de la soberanía, economía endeble, infracultura que nos aniquila el pensamiento y el progreso existencial...

Y, en honor a la verdad, esto no es nuevo.

Necesitamos de la bondad de nuestros políticos para el gobierno para que, así, el cuerpo político no se cristalice como un mal endémico.

Hemos digerido tolerancia de lo ruin hasta empacharnos de mentiras, ahí tenemos la hemeroteca. Pero, ¿dónde está el ciudadano de la paz? En este momento de tensión armada en Europa, ¿dónde está la izquierda del «no a la guerra»?

La conformidad con la ineptitud es una copa desbordada por el Gobierno de coalición de estos dos últimos años, donde ahora saboreamos la resaca con el posado de un presidente de gesto ocupado y desplantado ante «su participación» en un conflicto armado y la degustación de un «chuletón al punto», según la exclusiva receta del señor Pablo Iglesias... Bromean.

Olvidando estas puestas en escena, sí deben saber sobre sus bondades. No podemos apelar ni a la competencia ni al decoro de su Ministerio. Desde ese corazón debilitado de todos esos españoles sorprendidos por la magia de su Gobierno ante un país quebrado (debemos más de lo que valemos, señor presidente), ¿dónde está su sensatez?

El ciudadano de a pie cada vez es más pobre, señor presidente. ¿Ha visto usted la nueva tabla de cotizaciones de autónomos? ¿Dónde está su bondad?

¿Sabe usted que la inversión se está terminando por marchar empobreciendo el tejido empresarial del país?

¿Sabe usted que el fracaso escolar es ya el más significativo de Europa en valores absolutos? La mayor tasa de desempleo juvenil mientras continúan incrementando los impuestos y el IPC se nos va de las manos. ¿Dónde está su bondad?

Ilustración: De las bondades políticas

Paula Andrade

Y ahora, en el reparto de los fondos europeos... ¿Qué sabemos de sus bondades? El mismo Al Capone le llamaría a esto contrabando, chantaje o negocio.

Pero ya es suficiente y nos aterra poder pensar que aún nos queda más por imaginar.

¿Dónde están sus bondades para los derechos de los españoles?

De otros políticos de corral bananero podíamos creer semejante inmisericordia, pero de los partidos mayoritarios del país la falta de bondad es un fraude, puesto que representan a más de dos tercios de los ciudadanos que empiezan a sentirse en el «callejón de las almas perdidas».

La bondad del «corro político» comienza por entender su fracaso, aceptar su soberbia y dejar el relevo a una nueva expectativa. En su caso, Mr. President, no queremos que ahora nos barnicen las veleidades con un estertóreo gesto de recriminación a la prepotencia de Rusia. Esta no es tarjeta de su Gobierno de coalición. Quédese en casa a recriminar el vandalismo antidemocrático que nuestro país sufre desde hace casi cuatro años... le traerá más cuenta.

De otros modos, la bondad de la inexistente oposición, consiste en entender su error en la gestión de ese muro de contención que tenía que haber sido el señor Casado. Sea bondadoso con la señora Ayuso.

La bondad de los señores de Vox viene de la mano cordial con el centro derecha, con el cual están ustedes obligados a entenderse. No escuchen los cantos de sirenas, que no les nuble la vista, porque el viaje es largo y muy difícil, cuando tras las próximas elecciones puedan estar en condiciones de entrar en el Gobierno. Tengan bondad, por todos nosotros.

Señores de Podemos, todos sabemos que el barco está llegando a su fin. Tengan bondad para no plagar de inquietud el año que tenemos por delante. Tienen una tendencia visceral a tomar como falso todos los argumentos que no les gusta oír. Los españoles no nos merecemos esto. Preferimos la concordia a la calle indignada.

Sinceramente, mis políticos, a ninguno de ustedes les ha ido mal en estos años tan confusos. No ha sucedido lo mismo con nuestra Monarquía. ¿No les hace esto pensar?

Se que es una ingenuidad por mi parte solicitarles sus bondades políticas, pero sepan que es lo único que ya nos queda.

Ni a su valor, templanza, justicia e inteligencia podemos apelar porque ya sabemos que esto lo perdieron ustedes en la contienda.

Señores, el abandono de sus malas prácticas del «oficio político», es bueno para el país y apela, por ser bueno, al ejercicio de su bondad.

  • Pedro Fuentes es humanista
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