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En primera líneaCarlos de Urquijo

El Rey del cambio

El Rey trajo el cambio y el cambio traerá al Rey. Es de bien nacidos ser agradecidos y los españoles nos reconocemos en ese refrán

Actualizada 08:54

No hace falta ser un avezado politólogo para adivinar los vientos de cambio que se avecinan el día veintitrés. Cosa bien distinta sucedía el veintidós de noviembre de 1975 cuando, tras jurar las leyes fundamentales del Reino y lealtad a los principios del Movimiento Nacional, D. Juan Carlos era proclamado Rey de España. Nadie podía intuir entonces cuál sería el rumbo de España tras casi cuarenta años de dictadura.

D. Juan Carlos, que había recibido de Franco poderes omnímodos, decidió desde el primer día de su reinado devolverlos al pueblo español. Podía haber hecho lo que hubiera querido, no olvidemos que gozaba del respaldo incondicional del Ejército, pero su voluntad, acompañada de una intuición y un olfato político indiscutibles, le llevó a decidir que debíamos ser los españoles quienes libremente decidiéramos nuestro futuro.

Ilustración: Rey juan carlos

Paula Andrade

Así, en apenas dos años, llegaron primero la Ley para la Reforma Política, a continuación, las elecciones generales de 1977 y, como remate, la Constitución de 1978. A pesar de las muchas dificultades que hubo que afrontar, entre las que destacaba un terrorismo rampante, logramos una Transición modélica, reconocida internacionalmente, que desembocó en una democracia moderna equiparable con cualquiera de nuestro entorno. Este es el brillante legado del Rey Juan Carlos, muy por encima de algunas decisiones personales reprobables. A pesar de ello, en agosto de 2020, el Gobierno de España le indicó la puerta de salida condenándolo al exilio.

El 23 de julio, como decía, asistiremos a un nuevo cambio. En esta ocasión lo liderará Alberto Núñez Feijóo desde el Gobierno y encontrará al frente de la Jefatura del Estado, la plena colaboración y el buen juicio de un Rey experimentado, templado en la adversidad y curtido también en el desprecio. Felipe VI no solo supo hacer frente con inteligencia y energía al golpe de Estado de 2017 en Cataluña, sino que ha afrontado con dignidad los desplantes de un Gobierno que ha opacado su papel fundamental de árbitro y moderador de las instituciones. Una misión constitucional que ha desarrollado de manera admirable a pesar de los obstáculos sembrados por quien debiera haber sido un leal colaborador.

Ahora que llega el cambio y con él un Gobierno que respetará nuestra Constitución, la división de poderes y la Jefatura del Estado, necesitamos también un acto de justicia, un gesto que nos reconcilie con nuestra historia reciente y con nosotros mismos. D. Juan Carlos fue el artífice del cambio que los españoles necesitábamos, hoy el nuevo tiempo que se abrirá el día veintitrés, deberá facilitar con normalidad el regreso a España del Rey que lo protagonizó. El Rey trajo el cambio y el cambio traerá al Rey. Es de bien nacidos ser agradecidos y los españoles nos reconocemos en ese refrán. Agradecidos y orgullosos del trabajo ejemplar desarrollado por D. Juan Carlos y D. Felipe al servicio de la Corona, que es lo mismo que decir al servicio de nuestra patria, al servicio de España.

  • Carlos de Urquijo fue delegado del Gobierno en el País Vasco
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