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En primera líneaRafael Puyol

Las zonas azules

Con los genes de una vida larga se nace, pero la longevidad también se hace con las buenas prácticas

Actualizada 01:30

La provincia de Orense es, junto con Soria, la que tiene un mayor número de centenarios por cada 100.000 habitantes. En total, son 387 en Ourense y 113 en Soria que suponen en ambos casos 127 por cada 100.000 personas.

En Ourense, la mayor concentración de centenarios se produce en la comarca de Celanova, que es la más longeva de la provincia. Allí vive Eustaquio Pérez, que cuando fue entrevistado por un semanario español tenía 99 años. Estas fueron algunas de sus respuestas: «Nunca dejé de trabajar desde los 8 años. Madrugo y saco las ovejas todos los días. No tengo pereza. Me gusta caminar rápido. Como de todo y me bebo un vaso de vino con la comida. Mi mujer me hace un caldo con las verduras de la huerta. Veo una película del Oeste y me acuesto temprano. Raro es el día que pongo la calefacción. Voy al médico lo menos posible. Poseo buena 'cabeciña' y llevo las cuentas de la casa. No tengo demasiadas preocupaciones. Disfruto de la vida y no tengo miedo a la muerte. Estos años son un regalo de Dios»

Voy a hablar de las zonas azules y cito el caso de Celanova y de Eustaquio porque la comarca reúne muchas de las características de esos espacios y el personaje ilustra bien el arquetipo de sus habitantes. El término 'zona azul' no tiene ninguna connotación política. La denominación se debe a que cuando el demógrafo Michel Poulain y el médico italiano Gianni Pes identificaron una población con una estructura por edades muy envejecida en la región central de Cerdeña delimitaron el territorio con tinta azul. Un estudio demográfico llevado a cabo a comienzos de este siglo puso de manifiesto que una de cada 170 personas nacidas entre 1880 y 1890 había llegado a cumplir 100 años. Con posterioridad el investigador estadounidense Dan Buettner inició un proyecto para identificar otros territorios con elevados niveles de octogenarios, nonagenarios y centenarios que por extensión recibieron el nombre de zonas azules. En total son cinco que se sitúan en Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Loma Linda (California) y la Península de Nicoya (Costa Rica). Todas ellas son espacios con una gran abundancia de personas viejas y con alguna característica especial que los individualiza y los diferencia de los demás.

Ilustración anciano persona mayor

Lu Tolstova

Un equipo compuesto por el propio Dan Buettner y formado por diferentes especialistas (médicos, antropólogos, demógrafos, nutricionistas, epidemiólogos…) identificó nueve grandes factores de longevidad:

1) Una intensa movilidad habitual, como la de Eustaquio Pérez de Celanova. La gente se mueve cada día de manera constante; el sedentarismo es un hábito desconocido.

2) Tener 'ikigai', una palabra japonesa (Okinawa) para definir las razones de nuestra propia existencia. Los motivos para vivir o con más inmediatez los resortes que nos permiten levantarnos cada mañana.

3) Reducir el estrés que se asocia a todas las enfermedades causadas por el envejecimiento. Supone amortiguar el ritmo de nuestra actividad con interrupciones para la realización de otras tareas que forman parte de las rutinas habituales de cada sociedad: la siesta en los países mediterráneos, la oración de los adventistas, la hora del té de los okinawenses etc.

4) El 'Hará hachi bu', la recomendación de Confucio de no comer hasta saciarse, sino hacerlo hasta un máximo del 80 por ciento de la capacidad de cada persona.

5) Una preferencia por los alimentos vegetales. La carne, el pescado o la leche animal se consumen en proporciones reducidas.

6) Una ingesta moderada de alcohol (como el vaso de vino de Eustaquio Pérez) no es imprescindible, pero no resulta perjudicial (salvo en algunos casos, naturalmente).

7) Una inserción en grupos que fomentan los comportamientos saludables.

8) La pertenencia a comunidades de creyentes con prácticas religiosas habituales.

9) La existencia de hábitos familiares sólidos entre los diferentes miembros de la familia.

En un afán de sintetizar los nueve factores, quizás podemos resumirlos en dos: el primero sería el de llevar una vida saludable que suponga una movilidad habitual, una práctica de rutinas que reduzcan el estrés, comer sin saciarse alimentos prioritariamente vegetales. Y el segundo, el de insertarse en grupos que fomenten y ayuden a cumplir estas «buenas practicas»: grupos familiares, comunidades de creyentes, grupos sociales etc., cada uno de los cuales tenga su ikigai, su razón de vivir. Y es que hay un ikigai individual y cada cual tiene el suyo y otro colectivo que define los objetivos de las distintas comunidades y los retos que hay que enfrentar para alcanzarlo. Con los genes de una vida larga se nace, pero la longevidad también se hace con las buenas prácticas descritas. El aumento de vidas largas hace previsible la multiplicación del número de las zonas azules Quizás, algún día, veamos a las Tierras de Celanova entre ellas.

  • Rafael Puyol es presidente de la Real Sociedad Geográfica
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