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TribunaManuel Martín Lobo

No se trata de «querer» o «no querer» a los pinos; estaban allí

Sin ánimo de molestar a nadie, hay que decir las verdades científicas, que la paleobotánica y la experiencia tienen probadas… Los pinos estuvieron allí

Actualizada 01:30

Los españoles somos muy dados a mezclar hechos o verdades con sentimientos. Así hemos podido ver, cuando ha habido un fuerte incendio en Las Hurdes (Cáceres), este titular de un periódico: «No queremos los pinos, son pura gasolina». Y como el que aparece diciéndolo se muestra generoso, añade: «Reclamamos castaños y robles para los montes». Aquí toca decir «y un jamón».

Para no pronunciar un No tan rotundo el «interfecto» tendría que haber sabido por lo menos, que:

1.-La presencia de los pinos en España data de hace casi 150 millones de años. Lo muestran análisis de polen, de los carbones, etc. El más antiguo de nuestros pinos es el Pinoxilon riojanus (Nido y Morla, 1998) un dendrolito encontrado en Soto de Cameros (La Rioja) en terrenos del Cretácico Inferior (Aptiense, entre 121 y 112 millones de años), único representante del género Pinus anterior al Cuaternario. (Luis Gil Sánchez, 2008).

2.-El cambio climático (del que ahora tanto se habla) que se produjo al inicio del Terciario (hace 55 millones de años) por condiciones cálidas y húmedas llevó a la extinción de la mayoría de los pinos, que resurgieron al enfriarse el clima durante el Mioceno (entre 23 y 5 millones de años)

3.-La entrada de la especie humana, homo sapiens, en la tierra fue hace unos escasos 150.000 años, y desde entonces manipuló la naturaleza, aunque al principio levemente, por sus escasos medios técnicos.

4.-En los tiempos prehistóricos convivieron las resinosas (pinos…) y las frondosas (encinas…) Según las condiciones climáticas dominaban unas u otras. Cuando fueron las frondosas y ya había surgido el hombre, éste fue eliminando las resinosas y su sotobosque, y primando a las frondosas. Es así como al cabo de muchos años surge el monte adehesado, las dehesas de Extremadura y otras partes. La dehesa no es, por eso, un ecosistema natural… sino nacido de la mano del hombre. ¡Y viva la dehesa!

5.-El antiguo escudo de Plasencia, datado antes del siglo XIII, muestra un castillo con un roble o castaño a la izquierda y un inequívoco pino a la derecha. Hay pinares que figuran en el Libro de los Hechos del Concejo de Plasencia de 1461.

6.-En la provincia de Badajoz la pérdida del Pinus pinaster (resinero) fue completa. Su presencia está demostrada en el yacimiento prerromano de Castillejos, Fuente de Cantos, mediante el estudio de sus carbones (Rubiales, 2008).

7.-La actual Sierra de Hornachos era llamada en el «Libro de la Montería» de Alfonso Onceno «Sierra de Pinos». El Catastro de Ensenada delata la presencia de pinos en Guadalupe, que fueron eliminados (Fr. Germán Rubio, 1928) …y también en las Hurdes.

8.- En el Interrogatorio de Felipe II realizado en 1575, en el actual Pinofranqueado, contestan que «esta alcarria del Pino se llamó así porque cerca había un pinar. Esto se lo oyeron decir a los viejos» (Ortega, 1918).

9.-En 1848 comentaba Madoz que «en el término de Robledillo se ven bastantes pinos», o que en Descargamaría «aparecen algunos pinares bravíos en todas direcciones» (Mateos, 2002), pinar ya citado en el Catastro de Ensenada como «un monte de pino bravío». Tampoco se debe olvidar el pinar de Cambroncino, situado en Caminomorisco.

10.-A principios del siglo XX se documenta la existencia previa de una masa natural de unas 1.000 hectáreas en Horcajo, alquería de Pinofranqueado. (Luis Gil, 2008)

Sin ánimo de molestar a nadie, hay que decir las verdades científicas, que la paleobotánica y la experiencia tienen probadas… Los pinos estuvieron allí.

  • Manuel Martín Lobo es doctor ingeniero de montes y periodista
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