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TribunaElena Ramallo Miñán

España, un país sin velos, un país democrático

En los últimos años, hemos sido testigos de cómo ciertos partidos políticos promueven la normalización del uso del velo islámico en espacios públicos y educativos, presentándolo como una manifestación de diversidad cultural y libertad religiosa

Actualizada 01:30

Como española, madre, profesora y doctora en Derecho, dedicada a la defensa de los Derechos Humanos y reconocida tanto a nivel nacional como internacional, me veo en la obligación de alzar la voz ante una realidad que amenaza los pilares de nuestra democracia: la creciente imposición de símbolos como el hiyab y el burka en nuestra sociedad. Esta tendencia no solo atenta contra los valores de igualdad y libertad que sustentan nuestro Estado de derecho, sino que también pone en peligro los derechos y libertades en España.

En los últimos años, hemos sido testigos de cómo ciertos partidos políticos promueven la normalización del uso del velo islámico en espacios públicos y educativos, presentándolo como una manifestación de diversidad cultural y libertad religiosa. Sin embargo, es imperativo cuestionar si detrás de esta aparente elección personal no se esconde una forma de sumisión y control sobre la mujer, por considerarla «un ser impuro y provocador» incompatible con los principios de igualdad y dignidad que nuestra Constitución proclama.

La pasividad y cobardía de los principales partidos políticos, especialmente del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y del Partido Popular (PP), han permitido que esta cuestión se perpetúe sin una respuesta firme y coherente. Mientras en otros países europeos se han establecido debates y legislaciones claras al respecto, en España seguimos evitando afrontar este desafío, dejando desprotegidas a muchas mujeres que, en nombre de una mal entendida tolerancia, ven vulnerados sus derechos fundamentales.

Es preocupante observar cómo, en aras de un multiculturalismo mal interpretado, se toleran prácticas que perpetúan la desigualdad entre los sexos y contravienen los valores democráticos de nuestra nación. La defensa de la libertad religiosa no puede ser utilizada como excusa para permitir la opresión y el menoscabo de los derechos de las mujeres. Nuestra sociedad debe garantizar que ninguna tradición cultural o religiosa esté por encima de los derechos humanos y de la igualdad entre hombres y mujeres.

Como defensora de los Derechos Humanos, he experimentado en primera persona ataques, descalificaciones y amenazas de muerte por el simple hecho de ser «una mujer blanca y española que defiende la Constitución, la libertad y los derechos inherentes a nuestra democracia». Estos ataques no solo buscan silenciar mi voz, sino también intimidar a quienes se atreven a cuestionar estas. Se pretende silenciar a nuestro país y a nuestra libertad.

Es esencial que, como sociedad, iniciemos un debate serio y profundo sobre el uso del hiyab y el burka en España, considerando su impacto en la igualdad y los derechos de las mujeres. Los ciudadanos ya hemos dado un paso al frente, ahora es responsabilidad de nuestros representantes políticos legislar y actuar en consecuencia, protegiendo los valores democráticos y asegurando que España siga siendo un país donde la igualdad y la libertad no sean meras palabras, sino realidades palpables para todos sus ciudadanos.

Es imperativo que España se mantenga firme en la defensa de sus valores democráticos, promoviendo una sociedad en la que la igualdad y la libertad prevalezcan sobre cualquier forma de opresión o discriminación. Como también lo es construir una sociedad libre e igualitaria entre hombres y mujeres, caminando juntos y no permitiendo que nos enfrenten. Solo así podremos garantizar un futuro en el que todas las personas, independientemente de su sexo o creencias, puedan vivir plenamente sus derechos y libertades en un entorno verdaderamente democrático.

A mí no me van a callar en mi país luchando por la libertad.

  • Elena Ramallo Miñán es doctora en Derecho e investigadora en Inteligencia Artificial aplicada a la Justicia
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