Rector del Pontificio Instituto Oriental de Roma
David E. Nazar: «El Patriarca ruso repite los comentarios de Putin, añadiéndoles la palabra 'Dios'»
«La reconciliación, en este clima de violencia y agresividad por parte de las tropas de Putin, no puede llegar a corto plazo. Para la reconciliación se necesita todo un proceso»
Durante estos días, el Papa Francisco valora la posibilidad de visitar Ucrania. El rector del Pontificio Instituto Oriental de Romarector del Pontificio Instituto Oriental de Roma, David E. Nazar, lleva años estudiando las diferentes iglesias del Este de Europa y Oriente Medio. La guerra de Ucrania, en su opinión, ha demostrado «un clima de colaboración que siempre ha existido entre católicos y ortodoxos en ese país, con la excepción de la Ortodoxa Rusa».
Nazar pone como ejemplo una pequeña ciudad de Ucrania, «donde un sacerdote jesuita no solo enseña el Catecismo a los jóvenes católicos, sino que los párrocos greco-católico y ortodoxo le han pedido que también forme a sus niños, ya que ellos no pueden atenderlos. Es una relación de amistad y confianza presente en la mayoría del país».
La relación entre católicos y ortodoxos es de amistad y confianzaRector del Pontificio Instituto Oriental de Roma
En este ambiente de colaboración, la guerra en Ucrania ha hecho que «todos hayan abierto las puertas a todos, independientemente de sus creencias, incluso a musulmanes y judíos que viven en el país. Hay un sentido de humanidad en Ucrania, una cultura humanística, que ha facilitado la colaboración ante la tragedia», asegura el rector del Pontificio Instituto Oriental.
Nazar destaca el hecho de que, siendo un país laico, Ucrania mantiene un alto respeto por la religión. Son conscientes del papel que juega en el plano social y cultural, y por ello es normal ver entrevistas en las televisiones con sacerdotes de una u otra Iglesia, fuera de la Navidad o de la Semana Santa.
Todos han abierto las puertas a todos, independientemente de sus creencias, incluso a musulmanes y judíos que viven en el paísRector del Pontificio Instituto Oriental de Roma
En este sentido, recuerda que cuando el líder de la Iglesia Católica de Ucrania, de rito bizantino, fue a ver al alcalde de Kiev para preguntarle qué más podían hacer por su país, la respuesta del político fue: «Recen por nosotros. Necesitamos escuchar la palabra de Dios. Necesitamos que nos den ánimos». Desde entonces, el arzobispo ofrece una homilía diaria a través de YouTube en la que «conecta con el sufrimiento de la gente y trata de encontrar a Dios en lo que está sucediendo en Ucrania». Un factor que, a juicio de David E. Nazar, «refleja la espiritualidad de la cultura ucraniana, que ha crecido durante la guerra».
El rector del Pontificio Instituto Oriental califica como «triste» la situación de la Iglesia Ortodoxa Rusa. A su juicio, «es lamentable ver cómo los comentarios que un día realiza Putin sobre un tema, al día siguiente los repite el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, pero añadiendo la palabra ‘Dios’ al discurso. Y el problema es que esto ha sido así en los últimos veinte años».
Es lamentable ver cómo los comentarios que un día realiza Putin sobre un tema, al día siguiente los repite el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa RusaRector del Pontificio Instituto Oriental de Roma
En este contexto, su percepción sobre la guerra de Ucrania es que «todavía es muy pronto para la reconciliación. La reconciliación, en este clima de violencia y agresividad por parte de las tropas de Putin, no puede llegar a corto plazo. Para la reconciliación se necesita todo un proceso».
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«La posibilidad de que el Papa Francisco visite Ucrania en agosto es realista y estamos trabajando en ello»
Nazar destaca la riqueza de las Iglesias Orientales. «Cuando lees algunas de sus oraciones sientes que son los apóstoles quienes están rezando. Es el pueblo que siente la resurrección de Cristo. Han visto a Jesús o conocen a alguien que han visto a Jesús y sus oraciones son notablemente ricas». El único problema es que, en ocasiones, sus tradiciones no se han actualizado. Por ello, considera que «el desafío en el Oeste es no perder las tradiciones y en el Este es el hecho de no actualizarlas. Creen que siempre se ha hecho así y nada debe cambiar. Así que el desafío es encontrar el equilibrio».