Dónde visitar cinco espectaculares iglesias excavadas en la roca (y sin salir de España)
La mayoría son muy desconocidas, pero todas ellas resultan sorprendentes. Nuestro país atesora un riquísimo patrimonio oculto (esta vez, bajo tierra)
Muchas veces nos dejamos fascinar por todo aquello que queda más allá de nuestras fronteras y nos olvidamos de que, por ejemplo, España es el cuarto país del mundo con más elementos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El acervo artístico y religioso de nuestro país es ingente: seguramente no haya un solo pueblo en España que no cuente con, al menos, una iglesia o ermita. Algunas de ellas, además, tienen la peculiaridad de estar excavadas en la roca. Estas son algunas de las más sorprendentes.
Santuario de la Virgen de Gracia (La Fresneda, Teruel)
Pocos conocen esta maravilla enclavada a pocos kilómetros del municipio de La Fresneda, en un solitario y bello paraje turolense. Rodeado de bosques, aquí se apareció la Virgen a una pastorcita de Valjunquera —otro municipio próximo—. El resto de la historia es similar al de otras apariciones marianas: En un primer momento, se construyó una modesta ermita en la concavidad de una cueva, y hacia 1580, La Fresneda donó el terreno y la iglesia a los religiosos Mínimos de San Francisco de Paula. En 1795 se construyó una gran iglesia barroca para acoger la capilla original. Por lo tanto, actualmente se mantienen las ruinas de ese templo y, al fondo, adentrándose en la roca, la cavidad de la Virgen.
El primer fin de semana de mayo se celebra una romería en honor a la Virgen, en la que participan todos los vecinos de la zona. La Virgen recorre a lomos de los costaleros el tramo que separa el pueblo del santuario (algo menos de 5 kilómetros) y, al llegar, se celebra una misa en su honor.
Eremitorio de Morenglos (Guadalajara)
Cuando se circula por la plácida CM-101 y poco antes de llegar a Alcolea de las Peñas —un diminuto pueblo de Guadalajara de apenas una docena de vecinos censados— se topa de pronto con los restos de una extraña y esbelta construcción. Sobre una pequeña loma se yergue una pared pétrea coronada por una suerte de pilares. Al aproximarse, se descubre que son los restos de la espadaña de lo que queda de la torre de la antigua iglesia del despoblado de Morenglos, probablemente del siglo XII. El templo y gran parte del campanario se convirtieron en cantera para construir, ya en el siglo XVII, la iglesia de San Juan del Mercado de la cercana Atienza, ante la falta de piedra de calidad en la zona para finalizarla.
A los pies de la torre pervive una pequeña estancia abovedada que se ha identificado como el baptisterio, y unos metros más allá, varias tumbas antropomórficas excavadas sobre el suelo de roca.
Parecería que es todo lo que queda por ver en Morenglos, pero queda lo más sorprendente. Bajo ese suelo de roca y bordeando la iglesia se accede a un antiguo eremitorio excavado en la loma, formado por dos estancias separadas entre sí por un tabique —también conformado por la roca natural— que algunos han datado en el siglo VII.
Ermita San José en Oña (Burgos)
Los jesuitas dirigían el inmenso monasterio de San Salvador de Oña (Burgos) hasta mediados de 1960. Allí, en sus inmensos terrenos, todavía existen numerosas capillas diseminadas por todo el monte. Entre ellas destaca la de San José, una ermita rupestre que aún conserva en el suelo de la entrada el escudo de la Compañía con su habitual lema: Iesus hominum Salvator.
El monasterio de San Salvador pertenece hoy a la Diputación de Burgos, al igual que los espléndidos jardines, donde se encuentran las ermitas, que están abiertas al público. Otra parte del mismo, en concreto la iglesia y el magnífico claustro, son propiedad de la Iglesia, y también se pueden visitar.
Iglesia de los santos Justo y Pastor (Olleros de Pisuerga, Palencia)
La iglesia rupestre de los santos Justo y Pastor, en Olleros de Pisuerga (Palencia) es una de las más espectaculares de España. Completamente excavada en la roca en el siglo X, el tiempo parece haberse detenido en su interior. Presenta dos naves, acabadas en ábsides semicirculares coronados con bóvedas de horno y con la cubierta tallada en forma de bóvedas de cañón apuntado simulando ser sujetadas por arcos fajones, también tallados en la roca natural. Una proeza de más de mil años de antigüedad.
En su exterior, un sencillo pórtico da la bienvenida al visitante, y una pequeña espadaña situada sobre la roca corona el conjunto.
El Valle de los Caídos
No se puede hablar de iglesias excavadas en la roca y no citar la más grande del mundo, que además está en España: la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Emplazada en plena sierra de Madrid, cerca de otro monumento sobresaliente como es el monasterio de El Escorial, es la iglesia más larga del mundo, con sus 262 metros de longitud, superando a la propia basílica de San Pedro del Vaticano. Para su construcción se horadó el risco de la Nava, un gigantesco montículo íntegramente de granito. Al recorrer toda su extensión, se contemplan las bóvedas de piedra desnuda.
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Bulos y falsedades sobre el Valle de los Caídos: llega el documental definitivo que los desmonta
Allí están enterrados los cuerpos de más de 33.000 combatientes de ambos bandos de la Guerra Civil española, por cuyas almas rezan los monjes benedictinos que custodian el Valle desde 1958.
Al final de la nave se encuentra el magnífico crucero, con su presbiterio y la grandiosa bóveda, de nuevo, una de las más grandes del mundo. Unos 90 metros por encima de ella se sitúa la descomunal y característica cruz del Valle de los Caídos, que se eleva hasta los 152 metros de altura —unas cinco veces el Cristo del Corcovado de Río de Janeiro—, lo que la convierte en la más alta del planeta.