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Monseñor Goyarrola durante su visita a la redacción de 'El Debate'Thorun Piñeiro

Monseñor Raimo Goyarrola, obispo de Helsinki

«En toda Finlandia solo hay 8 iglesias, 26 sacerdotes, 20.000 católicos... y un obispo de Bilbao»

Llegó hace 20 años desde Sevilla al país nórdico sin apenas hablar finés, y hace poco más de un año fue nombrado obispo de la única diócesis finlandesa

Desde los amplios ventanales de la redacción de El Debate, situada en un undécimo piso, contempla Madrid. «Mira: desde aquí se ven ocho iglesias. ¡El mismo número de parroquias que tenemos en Finlandia!», exclama entre risas. «Aquí, en apenas dos kilómetros cuadrados tenéis ocho templos; los mismos que hay allí en casi 340.000 kilómetros cuadrados», compara. Pero ese dato no le abate. Al contrario: monseñor Raimo Goyarrola desprende optimismo, confianza y fortaleza. «Es que soy de Bilbao», recuerda de vez en cuando, y se vuelve a reír. Después, tornándose más serio, añade: «Confiamos plenamente en la Providencia de Dios. Lo que Él quiera».

Hace casi 20 años estaba de sacerdote en Sevilla. «Allí cogí suficiente calor para después poder ir a Finlandia», bromea, y recuerda que en el país nórdico «el verano, a veces, apenas dura dos semanas y la temperatura máxima es de 25ºC». Fue el Prelado del Opus Dei quien le llamó para proponerle un cambio de destino. «El obispo de Helsinki le había pedido algún sacerdote de la Obra para ir hasta allí», refiere. Así que fue a una librería de Sevilla a buscar una gramática finesa; solo encontró una de los años 50 y empezó a aprender lentamente «un idioma muy difícil que no se parece a ningún otro». «Al final, casi solo aprendí a decir ´gracias´. Pero, ¿qué palabra hay más bonita que esa en cualquier idioma?», cuestiona. «Eso me ayudó mucho. Cuando agradecemos a la gente, eso une», observa.

Hace menos de año y medio fue nombrado obispo de Helsinki por el Papa Francisco. «Realmente, soy obispo de Finlandia, porque todo el país es una sola diócesis», añade sonriendo. Acaba de visitar España para presentar su primer libro, que tiene un elocuente y acertado título: Romper el hielo (Palabra).

"Romper el hielo", el libro que acaba de publicar monseñor Raimo Goyarrola

«Romper el hielo», el libro que acaba de publicar monseñor Raimo GoyarrolaPalabra

– En una noticia que dimos sobre usted el pasado verano, titulábamos: «Finlandia tiene un único obispo para 20.000 católicos: es médico, español y del Athletic». Una combinación llamativa, desde luego...

– ¡Pues sí! Pero todo lo organiza el de Arriba (y señala al cielo). Cuando llegué yo, había siete parroquias. Éramos 8.500 católicos más o menos, y había unos 18 ó 19 sacerdotes. Ahora tenemos ocho parroquias. La octava está dedicada a San José. Es la más reciente Y estamos ahora 26 sacerdotes en toda Finlandia, que tiene una población de 5.600.000 habitantes, de los cuales algo más de 18.000 somos católicos, el 0,2% de la población. El 65% son luteranos, el 2%, ortodoxos. Y, el resto, pues un popurrí de creencias. También hay un millón de finlandeses no pertenecen a ninguna Iglesia. Es triste, pero es una oportunidad para nosotros para evangelizar a esas personas.

– Imagino que la Iglesia católica en Finlandia, como ocurre en otros países luteranos, tendrá muy mala prensa desde hace siglos...

– ¡Qué va! Durante muchos siglos después de la Reforma de Lutero hubo una leyenda negra. Pero ahora mismo gozamos de, yo diría, un prestigio impresionante a nivel teológico gracias al Papa Benedicto. Es una institución teológica para los luteranos. Y a nivel social, digamos humano, el Papa Francisco también ha abierto una ventana con aire fresco. De hecho, mi ordenación como obispo fue en una iglesia luterana, la iglesia más grande del país. Vinieron más de 2.000 personas, incluidos ocho obispos luteranos, cuatro obispos ortodoxos, representantes de todas las iglesias cristianas; salió en la prensa nacional, la televisión, la radio, en los carteles del Metro... Yo creo que es un signo de que estamos integrados y de que estamos bien aceptados.

Cierto poso espiritual

– Tal vez, la imagen que tenemos de los nórdicos es que, espiritualmente, son fríos y materialistas. ¿Es así?

– Pues depende del país. No voy a hablar de otros países, pero en Finlandia todavía hay una cierta espiritualidad cristiana. Por ejemplo, hay muchas fiestas nacionales que son cristianas. El jueves de la Ascensión del Señor a los Cielos es fiesta civil; la Epifanía es fiesta civil. El curso político empieza con un servicio religioso en la catedral luterana, donde está el obispo luterano, el ortodoxo, el católico, bendiciendo a todos los parlamentarios, ministros y al presidente.

Raimo Goyarrola, obispo de Helsinki (Finlandia)

Monseñor Raimo Goyarrola, obispo de Helsinki (Finlandia)Thorun Piñeiro

– ¿Y cómo son sus creyentes? ¿Mayoritariamente finlandeses; inmigrantes...?

– Es una Iglesia católica, pero realmente católica, universal. Somos un bonsái de la Iglesia universal. Tenemos más de 120 nacionalidades. Tenemos todos los ritos litúrgicos que te puedas imaginar, que son unos 18 distintos. Tenemos, como decía, ocho parroquias pero, gracias al ecumenismo, que es una bendición, usamos 20 iglesias luteranas y cinco iglesias ortodoxas para nuestras misas. Celebramos misas en 33 ciudades, cuando solo hay parroquia católica en siete de ellas. Es una maravilla y estamos muy agradecidos tanto a la Iglesia luterana como la Iglesia ortodoxa. Y, como obispo, como pastor de esta iglesia local, pues vivimos al día. Es un país muy caro y muy rico. Nuestra Iglesia es la más pobre de Europa. Las colectas no llegan para pagar la calefacción, que allí se usa 11 meses al año. No nos da el dinero. Somos muy pobres. Pero, pese a ello, tenemos un sueño: abrir el primer colegio católico, que queremos inaugurar en agosto. No tenemos sitio ni nada, pero tenemos a la Providencia. También hace falta una casa para ancianos, una casa para ejercicios espirituales y para reunirnos... No tenemos nada. Tenemos mucha fe, mucha ilusión, pero no tenemos nada.

– ¿Nunca ha habido un colegio católico en Finlandia?

– Hubo uno en los años 60, de unas monjas de Estados Unidos, pero con el tiempo las monjas fueron falleciendo y ahora el colegio se denomina cristiano, pero no es católico. Por eso yo veo como una necesidad comenzar un colegio católico para los niños, que hay muchísimos. He viajado por toda Finlandia ya en este año y tres meses que llevo de obispo y, de fondo, en las misas, siempre se escuchan los bebés y los niños. Y eso te llena el corazón de alegría, claro, y de esperanza. Por eso un colegio es necesario.

– ¿Hay vida consagrada?

Raimo Goyarrola, obispo de Helsinki

Monseñor Goyarrola pertenece al Opus DeiThorun Piñeiro

– Tenemos cuatro órdenes religiosas para mujeres y tres para varones. Estamos rezando por las vocaciones a la vida religiosa, al sacerdocio y al matrimonio. A veces pensamos que el matrimonio es algo secundario, pero es esencial para la Iglesia y la sociedad porque, en el fondo, es la primera sociedad. Si ayudamos a las familias, habrá futuro.

Un plátano puede ser convexo o cóncavo, depende de dónde estés, pero sigue siendo un plátano

– Los sacerdotes, ¿son finlandeses, o de distintas nacionalidades?

– Los sacerdotes también somos católicos, en el sentido de que somos de más de 12 países. Hay cuatro finlandeses nativos y el resto somos finlandeses, pero adoptivos. Eso da también una riqueza cultural y te ayuda a aprender de los demás, a tener visiones distintas, ritmos distintos, y creo que eso es bonito. La Iglesia católica también lo es en el pensamiento: Hay mucha libertad interior, y eso oxigena también a la Iglesia, dentro de la fidelidad al Evangelio. Un plátano puede ser convexo o cóncavo, depende de dónde estés, pero sigue siendo un plátano. En Finlandia, a mí me ha ayudado ver que puedes tener distintas opiniones, pero estás en el mismo barco remando juntos.

– Imagino que las nuevas vocaciones serán muy poquitas...

– Evidentemente sí, hay poquitas, pero bueno, está habiendo poco a poco. Y después tenemos muchos adultos no católicos, antiguos luteranos o o no cristianos, que se interesan por la Iglesia católica. Cada vez hay más bautizos de adultos.

Adultos que vuelven a la fe

– ¿Cuántos han tenido?

– En proporción son bastantes. El año pasado fueron 15, y este año calculamos que 30. Luego están las incorporaciones de adultos a la Iglesia católica, que este año serán unas 100. Tenemos un curso digital de evangelización, porque las distancias son enormes en Finlandia, y no podemos pretender que todos vengan a la parroquia a asistir a la catequesis. Son unos 200 adultos en el curso. Es decir, si Dios quiere, quizás el próximo año tendremos 300 adultos nuevos en la Iglesia. O sea, una multiplicación por tres. Bueno, estas cifras yo creo que son para celebrarlo por todo lo alto.

– Sin duda. Pero, volviendo por un momento al pasado, cuando usted llega por primera vez a Finlandia, ¿qué es lo que hace? ¿A qué se dedica?

– Comenzamos una residencia universitaria del Opus Dei. Después, en la parroquia, me ofrecí para echar una mano y claro, empezaron los bautismos, la formación para la confirmación, los matrimonios. Y después, como no hay estructura, tú eres la Iglesia. Es una ventaja que lo que hagas tú es lo que hace la Iglesia. Me metí en cantidad de situaciones muy diversas: en las cárceles, en los cuarteles. Como médico que soy, empecé a visitar enfermos y, bueno, fue una experiencia maravillosa, muy rica, con gente de todo tipo en muchas situaciones.

El próximo año tendremos 300 adultos nuevos en la Iglesia. O sea, una multiplicación por tres

El sueño de un obispo

– Usted, como obispo de Helsinki (y de Finlandia entera, claro), ¿con qué sueña para su Iglesia?

–Pues yo sueño con que seamos muy fieles al Señor, porque esa es la clave. Dejarnos querer por Dios. Él lo hace todo. A veces caemos en la trampa de los números: ¿Cuántos sois? ¿Cuántos van a misa? ¿Cuántos? ¿Cuántos? Sólo Dios sabe. En el fondo, lo interesante es el resultado final: Cuántos vamos al cielo. Y esperas que vayamos todos: Los que me están leyendo ahora mismo, toda la gente que conozco; espero que todos podamos estar viviendo eternamente con el Señor. Ese es mi sueño. Seamos pocos o muchos dentro de cinco años, los únicos números importantes son los que hay en el corazón de Dios, que yo creo que son bastante más que los que nosotros barajamos aquí en esta tierra.

– ¿Algún mensaje más para los lectores de El Debate?

– Sí: pedir oraciones. La Iglesia finlandesa crece continuamente: por abajo, con los niños, y por arriba, con adultos. Y crece también interiormente. Ahí veo lo bonito que es que familias que viven a 100, a 200, a 300 kilómetros de la iglesia más cercana, van a misa. ¡Cómo echan de menos al Señor en la Eucaristía! Aquí, en Madrid, quizás la iglesia más cercana está a un kilómetro, o dos, o tres, pero no son 300 kilómetros. Ojalá que alguno que me escuche en esta entrevista, diga: Pues voy a volver a ir a misa. Porque si dejamos entrar a Jesús en nuestra vida, la vida cambia. Y ganas paz, felicidad, alegría y un cielo maravilloso.

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