«Antiguamente se aspiraba a hacer lo mejor en los templos; ahora hay una especie de arquitectura de garaje»

«En las últimas décadas ha habido intentos muy desafortunados de arte contemporáneo al servicio de la Iglesia, que han sido un desastre. Porque antiguamente se aspiraba a hacer lo mejor en los templos, y se contrataba a los mejores artistas, mientras en el último siglo, desgraciadamente, para muchos católicos la máxima aspiración ha sido una especie de arquitectura de garaje». Así de rotundo se expresa Alberto Guerrero, pintor, escultor y artista con numerosos proyectos de arte sacro a sus espaldas.

Guerrero es el protagonista del último episodio de El Efecto Avestruz, el programa de entrevistas con expertos que emite la Asociación Católica de Propagandistas a través de YouTube, para abordar cuáles son las características de debería tener un arte sacro al servicio de la evangelización y capaz de transmitir un mensaje trascendente.

Porque, como explica Guerrero, «el arte sacro tiene que ayudar a los fieles a comprender lo que está sucediendo en una celebración o en el espacio litúrgico, tiene que reflejar la idea de misterio, para que eso que no alcanzamos con los sentidos, sea visible». Algo que, afirma el creador, es «posible y necesario», aunque no demasiado frecuente.

Nada que comunicar

El feísmo de buena parte del arte sacro contemporáneo es, a la vez, una oportunidad: «Uno de los dramas del arte contemporáneo es que no tiene nada que comunicar, que se le han agotado las ideas y se ha convertido en un arte muy superficial. Así que hay que volver a hacer un arte que transmita, y ahí, volver a hacer arte sacro tiene todo el sentido».

La entrevista completa, de poco más de 10 minutos, puede verse en este enlace al canal de YouTube de la ACdP, que cuenta con más de 14 millones de visualizaciones y alrededor de 65.0000 suscriptores.