El machismo de los gobernantes y el aborto
La decisión de no tener un hijo es previa al embarazo; una vez embarazada, la decisión es sobre el bebé y decir a una mujer que si aborta estará mejor, es mentir
Uno de los acontecimientos que más revuelo ha causado en occidente en los últimos días ha sido que en Estados Unidos se ha tumbado la sentencia de Roe vs Wade. Tremendo el odio que se han levantado, hasta el punto de que muchos políticos del mundo que tienen patas arriba sus propios gobiernos se han lanzado en Twitter a dar lecciones de moralidad. Vamos a desmontar tan solo tres de estas reacciones, por exigencias del espacio, pero daría para hacer varias partes.
Como es lógico, vamos a empezar por el presidente de Estados Unidos. Joe Biden ha dedicado al asunto muchos tweets. Tan solo comento un de ellos en el que literalmente ha dicho: «Hoy es un momento muy solemne para los Estados Unidos. La Corte Suprema le quitó expresamente al pueblo estadounidense un derecho constitucional que ya había reconocido. Simplemente se lo llevaron. Eso nunca se ha hecho con un derecho que es tan importante para tantos estadounidenses». Decir que el aborto es un derecho constitucional es un argumento muy típico y falaz. Se dice que algo es constitucional para señalar que es una ley suprema que hay que obedecer. Lo cierto es que hay una ley natural que está por encima de todo. Es una ley innata. El derecho de una persona a la vida está por encima de cualquier ley humana. Es curioso que hay personas que se les llena la boca hablando de la defensa de la naturaleza, pero luego son incapaces de aceptar algo tan obvio como la existencia de la ley natural y del inicio de la vida humana desde la concepción. También es una perversión hablar del aborto como derecho, algo que ya ha calado socialmente. Simplemente, no podemos llamar derecho a algo que acaba con la vida de otra persona. ¿Cuándo empieza la vida humana? En el momento en que el espermatozoide y el óvulo se unen. El cigoto ya tiene el ADN que acompañará a la persona toda su vida. Esta no es una cuestión religiosa, es ciencia positiva. Añado que Biden se declara católico. Salta a la vista el peligro de una fe separada de los actos concretos de la vida. Sin verdadera fe no hay auténtica caridad.
Por su parte, Emmanuel Macron habla del aborto como una libertad fundamental: «El aborto es un derecho fundamental de todas las mujeres. Debe ser protegido. Expreso mi solidaridad con las mujeres cuyas libertades son hoy cuestionadas por la Corte Suprema de los Estados Unidos de América». Este tipo de argumentos juegan y confunden con el concepto de libertad. La idea de fondo de que la libertad consiste en poder elegirlo todo es errónea. La verdadera libertad es la que es capaz de elegir el bien en sí mismo. El mal no libera sino que esclaviza, atrapa, deja secuelas en la persona misma y en los demás. Por supuesto, el no nacido no es propiedad de la madre, no es un complemento como un bolso o unas gafas. De fondo hay una concepción materialista de las personas.
Por último, Pedro Sánchez, presidente de España, reaccionó diciendo: «No podemos dar por sentado ningún derecho. Las conquistas sociales siempre están en riesgo de retroceder y su defensa tiene que ser nuestro día a día». Lo que dice es algo también muy asumido en el ámbito de la opinión pública, habla del aborto como de «conquista social». Hace suya una idea corrompida de lo que es el progreso, la de que «todo lo que la voluntad de las personas quiere vale». Esto es falso. El verdadero progreso no es una huida hacia adelante para conseguir un estado de bienestar material, dejando de lado a los más indefensos y vulnerables y no dando respuesta más allá de una pastilla al problema del dolor, del sufrimiento y la muerte. El verdadero progreso es hacia lo profundo para dar respuesta a la pregunta sobre quiénes somos las personas y qué reclama el corazón humano, dando una respuesta integral que aun todas nuestras dimensiones.
Decir a una mujer que si mata a su hijo va a estar mejor es mentirla. La decisión de no tener un hijo es previa al embarazo, una vez hay embarazo la decisión es sobre el bebé. Los gobernantes tienen el deber de administrar y velar porque haya leyes justas en un país para los ciudadanos. Lamentable que no se lean sus tuits para ayudar a las mujeres que se ven solas y a las que nadie da más solución que abortar. Triste que para estos hombres lo mejor que se le puede decir a una mujer embarazada es que es un derecho que elimine al hijo como si este fuese el peor de los problemas. Eso sí que es machismo.