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mañana es domingoJesús Higueras

«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino»

Jesús quiere reinar por medio de la libertad del hombre que le acoge con cariño y confianza

Actualizada 10:17

Todos tenemos la necesidad de un líder, de alguien que sea un punto de referencia para nuestra vida, alguien a quien imitar y en confiar, pues todos de algún modo quisiéramos ser como alguien a quien admiramos y en quien encontramos la belleza de la vida. Podría ser un familiar, un artista, un maestro, incluso un famoso. Pero para nosotros los creyentes solo hay una persona que reúne todos esos requisitos: Jesús de Nazaret. Este hecho lo expresa la Iglesia con la fiesta de Jesucristo rey del universo, la cual no es tanto apostar por un sistema político concreto cuanto señalar que sólo en Jesús se dan las cualidades del verdadero ejercicio del poder. Sí, Él es todopoderoso y a la vez manso y humilde, pues ejerce su potestad dando la vida por nosotros y elige como trono una Cruz que representa el conjunto del sufrimiento humano.

Se puede ser rey por tres motivos: por linaje, por conquista o por aclamación del pueblo. En el caso de Jesús se cumplen estas tres causas. En primer lugar Él es el Hijo único del Padre Creador del universo, es más, dice San Pablo que todo fue hecho por Él y para Él, lo cual nos lleva a reconocer que Cristo es el Señor del Cosmos porque así lo ha querido hacer su Padre Celestial. En segundo lugar Jesús es rey por conquista, pues sólo Él se ha enfrentado al verdadero enemigo de la humanidad, que es la muerte y el sufrimiento, consiguiendo la victoria para todos nosotros, que somos incapaces de darnos a nosotros mismos la inmortalidad ni tampoco podemos superar con nuestras fuerzas el misterio del sufrimiento humano; Jesús es el rey victorioso que ha hecho frente en su propia carne al enemigo ancestral venciéndole por medio de su humildad y su amor. En tercer lugar Él es rey por aclamación, es decir, solo quiere reinar en el alma que le acepta y le pide que tome el gobierno de su propia vida. Es lo que sucede en la Cruz en el momento en el que el buen ladrón le dice que se acuerde de él cuando llegue a su reino. Este hombre pobre, desnudo y sin méritos reconoce en Jesús al verdadero rey y confía su futuro a la misericordia del que estuvo en la Cruz por nosotros.

Y este es el modo en el que Jesús quiere reinar: por medio de la libertad del hombre que le acoge con cariño y confianza, especialmente en los momentos de cruz.

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