«'Proyecto de Amor Conyugal' es impactante»: ahora llegará a Estados Unidos

El padre Daniel Ketter eligió Granada para permanecer todo este curso de renovación personal, espiritual, intelectual y pastoral. Su archidiócesis, Atlanta, en los Estados Unidos, permite que sus sacerdotes se tomen doce meses sabáticos cada siete años para hacer un parón en sus tareas cotidianas y marcharse a otro lugar a desconectar y a volver a profundizar en su sacerdocio.

El presbítero, que es el vicario judicial de su arzobispado, eligió la ciudad andaluza por su amistad con los sacerdotes granadinos Ildefonso Fernández-Fígares y David Alcalde, con los que trabó amistad cuando estos acudieron a los Estados Unidos a completar sus últimos años de seminario y su formación de doctorado.

«Hay muchos hispanohablantes en mi diócesis; casi la mitad de ella es hispanohablante. Por eso, ahora entiendo mejor la conexión histórica y espiritual entre España e Hispanoamérica», ha explicado el padre Ketter a Paqui Pallarés en una entrevista que ha publicado el boletín de la archidiócesis de Granada. Lo que más le ha llamado la atención de nuestro país, «lo mismo que para cualquier americano que viene a España, es la piedad popular», ha explicado. «La devoción de la gente, varias advocaciones de la Virgen y, sobre todo, las procesiones que salen en Semana Santa y también en otros momentos del año, por ejemplo, la procesión de la Virgen de las Angustias o el Corpus Christi. Esta devoción popular destaca mucho para mí», confiesa el sacerdote.

Nació en Málaga

Pero el padre Daniel Ketter también ha tenido la oportunidad de conocer una experiencia de Iglesia netamente española que nació en Málaga en 2002: Proyecto de Amor Conyugal. Se trata de un método iniciado por el matrimonio formado por José Luis Gadea y Magüi Gálvez tras una peregrinación a Fátima y que rápidamente se ha ido extendiendo por España. Ya está presente también en Argentina, Portugal y Gran Bretaña. «Asistí y participé en un retiro en noviembre, en marzo y en junio. Tengo ganas de explorar la posibilidad de traer este programa a Estados Unidos, porque todavía no existe allí», aclara el sacerdote. «Es un programa muy poderoso e impactante, que puede ayudar mucho a los matrimonios. Quiero hablar con varias personas de mi diócesis para empezar este proceso y ver si es la voluntad de Dios que este programa empiece en mi país», agrega el padre Ketter.

El sacerdote estadounidense asegura que su vocación sacerdotal «es una bendición». «Es una bendición servir a la Iglesia, servir a la gente, tener un papel muy importante en las vidas de los feligreses de nuestra Iglesia y parroquias. Es una maravilla y un gran privilegio. Un privilegio que yo no merecí. Ningún sacerdote merece esta vocación: es un regalo», subraya. «Estoy contento y agradecido al Señor. Me encanta que, en la Iglesia católica, que es universal, que se extiende a todo el mundo, un sacerdote como yo, un americano, pueda pasar un año en España y rápidamente meterse en la vida eclesial porque es la misma fe. Y esto es una maravilla, es un gran regalo que tenemos como miembros de la Iglesia católica», concluye.