Los sacerdotes toledanos imponen las manos sobre los ocho nuevos sacerdotes de la archidiócesis
Sábado sacerdotal: nuevos presbíteros y diáconos para la Iglesia española
El 29 de junio fueron ordenados ocho presbíteros para la diócesis cordobesa; los mismos en Toledo, junto a cinco diáconos. En Madrid fueron ordenados tres diáconos permanentes
«La figura de Pedro y Pablo son iluminadoras para vuestra vida sacerdotal», decía el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, a los que serían nuevos presbíteros. Durante la solemnidad estos apóstoles fueron ordenados ocho nuevos sacerdotes y cinco diáconos para la Iglesia toledana. El prelado fue quien presidió la misa, acompañado del obispo auxiliar y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Francisco César García Magán; y del arzobispo emérito, Braulio Rodríguez Plaza.
Los fieles congregados en la catedral primada de Toledo fueron testigos del sí de Pascual Aguilar, Jorge Casitas, Luis Gil, Francisco José Gómez, Diego Gutiérrez, Miguel Ángel Novillo, Daniel Oporto y Rodrigo Rodríguez. Fueron presentados por el rector del Seminario Mayor, Álvaro García Paniagua, solicitando su ordenación tras la homilía. Lo mismo hizo con los cinco diáconos: Adrián Bujaldón, Samuel Crespo, Ángel Luis Izquierdo, Ángel Márquez y Juan Pablo Martín.
Los ocho nuevos sacerdotes y cinco diáconos de la archidiócesis de Toledo, junto a los obispos celebrantes
«Cristo y yo, mayoría aplastante»
«Ser llamado – decía Juan Pablo II – significa ser amado. El papa Francisco habla de que los sacerdotes debemos tener olor a Cristo, olor a oveja y olor a Corazón de Jesús», continuaba el arzobispo. Les ha alentado ante las dificultades que aparecerán en su ministerio: «no podemos dudar de que el Señor está a nuestro lado, de que nos ha elegido, aunque tengamos la impresión de que nos hundimos en el mar embravecido de la vida. Pero no os preocupéis, como decían los cursillistas de cristiandad, 'Cristo y yo, mayoría aplastante'», proseguía.
De la misma manera, les ha pedido que, como sacerdotes, elijan siempre el último puesto, que es el que ha elegido Jesús. Es a Él a quien tienen que predicar, a Cristo crucificado, como decía san Pablo, «porque es el lenguaje que va a entender todo el mundo».
Ocho nuevos sacerdotes en Córdoba
Los ocho nuevos sacerdotes de la diócesis de Córdoba. En el centro, el obispo Demetrio Fernández
Durante la misma mañana tuvo lugar en Córdoba la ordenación sacerdotal de otros ocho presbíteros, oficiada por el obispo de la diócesis, Demetrio Fernández. «Ha llegado la hora, es la hora de Dios, de la ofrenda, de la Pascua, de la cruz y de la glorificación», concluía en su homilía para dar paso al sacramento.
Entre ellos, explicaba, existía diversidad vocacional, ya que «algunos han recibido la llamada en la niñez, otros en la juventud, otros después de emprender otros caminos, incluso con el proyecto de formar una familia propia, casarse y tener hijos».
Francisco Aguilar, Álvaro Fernández-Martos, Francisco Flores, Javier González, Juan Yersin, Javier Montes, Miguel Ángel Moyano y Javier Rodríguez son los nuevos miembros del presbiterio cordobés.
Tres diáconos permanentes en Madrid
Los tres diáconos permanentes ordenados por la archidiócesis de Madrid
Por otro lado, en la catedral de la Almudena, en la archidiócesis de Madrid, acogió la ordenación de tres diáconos permanentes. La celebración fue presidida por el obispo auxiliar de Madrid, Jesús Vidal, quien les decía a los candidatos que «esta no es una carrera de méritos, no sois elegidos para combatir solos, sois consagrados, tomados e introducidos en el cuerpo de la comunión de la Iglesia de una forma nueva, para un nuevo servicio que no viviréis solos, sino en colaboración con el orden sacerdotal».
Miguel Ángel Fernández, José Luis de Marcos y Jaime Muñoz la llamada de «rezar con el Pueblo de Dios y en su beneficio», para poder propagar la fe y que esta sea conservada para el anuncio del evangelio.
Vidal ha recordado que esta celebración es «ocasión para renovar, con un corazón sencillo, fiel y dócil, nuestra comunión con el obispo y con el Papa Francisco. Unidos a él y a Jesucristo, la comunión de la Iglesia no puede ser derrotada».
