El cardenal Michael Czerny, prefecto del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral
El Vaticano envía a un cardenal a la selva del Darién para palpar la realidad de los migrantes en Panamá
En una misa en la catedral basílica de Santa María la Antigua, el purpurado Michael Czerny destacó la urgencia de una respuesta cristiana ante la crisis migratoria en las Américas
El cardenal jesuita Michael Czerny, prefecto del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, presidió una eucaristía en Ciudad de Panamá el 20 de agosto, en el marco de una reunión de obispos y agentes de la Pastoral de Movilidad Humana. El evento, que inició el pasado 19 de agosto y que concluye este viernes 23, busca enfrentar de manera coordinada la compleja crisis migratoria en la región.
Los participantes se han comprometido a adoptar medidas que garanticen y promuevan la dignidad humana de las personas migrantes. En su homilía, el purpurado compartió su experiencia tras visitar un centro de recepción de migrantes en la selva del Darién, una de las más peligrosas por sus bosques tropicales y montañas, donde fue testigo de las difíciles condiciones que enfrentan quienes abandonan sus países en busca de seguridad y mejores oportunidades.
Czerny hizo un paralelismo entre la travesía de los migrantes y la historia del éxodo del pueblo de Israel, señalando que, al igual que ellos, los migrantes de hoy enfrentan hambre, sed, cansancio y enfermedad en su búsqueda de libertad: «Hemos encontrado a los migrantes que vinieron del infierno y ahora estaban volviendo a la tierra de los hombres», afirmó en su homilía. Manifestó que estos sufrimientos solo tienen sentido si encuentran una acogida cristiana y fraterna, subrayando la responsabilidad de la Iglesia de ser un refugio para quienes son forzados a abandonar sus hogares: «Todos estos sufrimientos no valen tanto si encuentran una acogida cristiana, fraterna y humana», subrayó.
«Cada migrante es un encuentro con Cristo»
Durante su mensaje, Czerny destacó la necesidad de que la Iglesia en las Américas, desde Colombia hasta Canadá, incluyendo el Caribe, desarrolle una Pastoral Migratoria integral, que brinde apoyo y protección a quienes buscan refugio. Recordó a los fieles que cada encuentro con una persona desplazada es un encuentro con Cristo: «Estos pobres nos permiten encontrarnos con el rostro del Señor», aseveró, y reafirmó que es un llamado divino abrir puertas y corazones a todos ellos.
Al concluir la misa, Czerny invitó a la comunidad a dar gracias a Dios por la oportunidad de servir a los más vulnerables y pidió la intercesión de san Bernardo Abad para inspirar corazones generosos. Exhortó al compromiso de la Iglesia de orientar todos sus esfuerzos hacia la acogida y protección de los migrantes, reflejando el verdadero espíritu del Evangelio.
