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17 de septiembre de 2024

Pope Francis (L) blesses a man and his child during his visit to the Irmas Alma School for Children with Disabilities in Dili on September 10, 2024. (Photo by Tiziana FABI / AFP)

El Papa Francisco bendice a un hombre y a su hijo durante su visita a la escuela Irmas Alma para niños con discapacidadAFP

Conmoción en Timor Oriental por la visita del Papa

El país del sudeste asiático, donde más del 65% de la población tiene menos de 30 años, ha mostrado una devoción ferviente hacia el Pontífice durante su visita

El Papa Francisco ha completado su segunda jornada en Timor Oriental como parte de una gira por Asia y Oceanía que lo ha llevado previamente a Indonesia y Papúa Nueva Guinea. A lo largo de estos días, el Pontífice ha abordado una serie de temas fundamentales con un énfasis especial en la reconciliación, la paz y la protección de los más indefensos, en particular los niños y las víctimas de abusos.

En su discurso dirigido a las autoridades del país tras aterrizar en la capital, Dili, el lunes 9 de septiembre, Francisco comenzó afrontando la cuestión de los abusos sexuales. El Papa pidió a las autoridades de Timor Oriental que garanticen «una infancia sana y pacífica para todos los jóvenes», e instó a la prevención de «todo tipo de abuso». Aseguró que esta problemática no es exclusiva de un país, sino que es una «lacra que se halla en todo el mundo».

Pope Francis (L) blesses a child during his visit to the Irmas Alma School for Children with Disabilities in Dili on September 10, 2024. (Photo by Tiziana FABI / AFP)

El Papa Francisco bendice a un niño durante su visita a la escuela Irmas Alma para niños con discapacidad en DiliAFP

Estas declaraciones llegan en un contexto complicado para la Iglesia en Timor Oriental, marcada por las acusaciones de abuso sexual contra el obispo Carlos Ximenes Belo, quien recibió el Nobel de la Paz en 1996 pero enfrenta acusaciones graves desde 2022.

Además de los abusos, el Papa abordó otros retos sociales que enfrenta Timor Oriental, como el abuso del alcohol entre los jóvenes y la violencia de las pandillas que hacen uso de las artes marciales: «En lugar de utilizar este conocimiento al servicio de los indefensos, lo utilizan como una oportunidad para mostrar el poder fugaz y dañino de la violencia». En este sentido, Francisco elogió al país por haber mantenido la esperanza y la fe, incluso durante los difíciles años de la ocupación indonesia, y los animó a servir como ejemplo de reconciliación en otras partes del mundo.

Los niños enfermos «son nuestros maestros»

En su agenda de este martes 10 de septiembre, el Papa visitó la Casa Irmãs Alma, un centro de atención para niños con discapacidades graves. Allí, fue recibido por unos cincuenta niños y niñas que, junto a las monjas que los cuidan, le dieron la bienvenida con canciones y regalos. En su discurso, Francisco habló sobre la importancia de aprender de los más vulnerables. «Ellos son nuestros maestros, nos enseñan a cuidar», dijo, al referirse a los niños gravemente enfermos que conoció durante su visita. Uno de esos momentos más emotivos fue cuando el Papa acarició a Silvano, un niño de siete años con una enfermedad neurodegenerativa, y reflexionó sobre cómo su serenidad y tranquilidad enseñan a los demás a «dejarse cuidar» por Dios y los demás.

El Papa también destacó el «sacramento de los pobres», refiriéndose al amor y cuidado que estos niños necesitan y que sus cuidadores les ofrecen. «Un amor que anima, que construye y que fortalece», subrayó el Pontífice, mientras agradecía a las religiosas por su dedicación y a los niños por su ejemplo. Francisco también firmó el diario de Arcangelo, un joven de 24 años en silla de ruedas que había pedido una dedicatoria especial del Papa.

Uno de los momentos más conmovedores de la visita se produjo cuando el Papa saludó uno a uno a los padres que esperaban afuera del centro, muchos de ellos visiblemente afligidos por las enfermedades de sus hijos. Francisco ofreció bendiciones a niños con hidrocefalia y otras graves condiciones médicas, y compartió el dolor de las familias que lloraban mientras sostenían a sus hijos enfermos. Sin palabras, solo con gestos de consuelo, el Papa dejó una huella profunda en esas personas, cerrando su visita con la entrega de una estatua de la Natividad como símbolo de esperanza.

Timor Oriental, donde más del 65% de la población tiene menos de 30 años, ha mostrado una devoción ferviente hacia el Papa durante su visita. A lo largo de su recorrido, miles de personas salieron a las calles para saludarle con banderas, aplausos y lágrimas de emoción, desbordando cualquier cordón de seguridad. La profunda fe de la población y su entusiasmo por la visita papal han dejado una impresión indeleble tanto en Francisco como en el país.

La visita de Francisco ha sido la primera de un Papa a Timor Oriental desde que Juan Pablo II visitara el país en 1989, antes de que el territorio obtuviera su independencia definitiva en 2002. Durante estos dos días, el Pontífice ha dado un mensaje claro de paz, reconciliación y esperanza, llamando al cuidado de los más vulnerables y a la construcción de una sociedad más justa y compasiva.

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