El Vaticano premia a Kiko Argüello por «poner su vocación artística al servicio de la Iglesia»
El galardón «no se refiere sólo a la capacidad artística, sino también a la radicalidad de la vida evangélica» del iniciador del Camino Neocatecumenal
Una belleza que no es un fin en sí misma, sino que es capaz de conmover al hombre, introduciéndolo en la experiencia del amor de Dios. Este fue el hilo conductor de la ceremonia del pasado domingo, durante la cual Kiko Argüello (León, 1939), co-iniciador del Camino Neocatecumenal, recibió el premio Per artem ad Deum de la asociación polaca Sacra Expo, bajo el patrocinio del Dicasterio para la Cultura y la Educación, según recoge Vatican News. Un galardón que «se concede a artistas o instituciones cuyas realizaciones artísticas contribuyen al desarrollo de la cultura y a la formación de la espiritualidad humana», explica el presidente de la asociación, Andrzej Mochon. En los últimos diecinueve años se ha concedido a músicos de la talla de Ennio Morricone; directores de cine como Giuseppe Tornatore y Krzysztof Zanussi; escultores como Arnaldo Pomodoro y otros, entre ellos pintores y arquitectos de renombre.
La ceremonia de entrega del premio se celebró en un ambiente alegre en la capilla del seminario Redemptoris Mater de Roma, en presencia de unas doscientas personas, entre ellas algunos itinerantes y colaboradores de Kiko en la pintura, la arquitectura y la música. También estuvieron presentes don Mario Pezzi y María Ascensión Romero, miembros del equipo responsable del Camino Neocatecumenal junto con el mismo Argüello. «La obra de Kiko -subrayó Mochon- va mucho más allá de la actividad tradicional de la creación artística. A través de la pintura, entendida como reflejo de la luz de Dios, y de la música, lenguaje universal capaz de abrir el corazón a la dimensión del espíritu, encuentra una forma de anunciar el Evangelio al hombre contemporáneo».
Mochon recordó que Kiko «pone su vocación artística al servicio de la Iglesia y de su liturgia, componiendo música sobre Salmos, otros pasajes de la Escritura, himnos de la Iglesia, así como poemas espirituales extraídos de sus escritos. Kiko Argüello es autor de libros, así como de importantes obras de pintura, arquitectura y escultura en todo el mundo».
El cardenal Grzegorz Ryś, arzobispo de Łódź (Polonia), reflexionó sobre la posibilidad de que el arte se convierta en una devoción idolátrica, en el sentido de no conducir a nada más que a sí mismo. Hizo hincapié en este aspecto, explicando que no es fácil vivir correctamente «el principio per artem ad Deum», porque requiere no sólo talento, sino también discernimiento y oración. «Por tanto, el premio concedido no se refiere sólo a la capacidad artística, sino también a la radicalidad de la vida evangélica». El cardenal citó la Carta a los artistas de San Juan Pablo II y recordó que el camino de la belleza es el camino del anuncio de la salvación para todos los seres humanos, para cada pecador.
Kiko: el Camino es más importante que mi trabajo artístico
Agradeciendo el premio, Argüello quiso recordar cuál es el sentido más profundo de su experiencia artística: «El Señor ha hecho algo impresionante con Carmen (Hernández, Sierva de Dios y co-iniciadora del Camino Neocatecumenal) y conmigo. Porque mucho más importante que todo mi trabajo artístico, ha sido abrir un 'Camino de Iniciación Cristiana' en la Iglesia, que está ayudando a tantas familias y jóvenes». «Esto sí que es una obra de arte», dijo en su discurso, en el que repasó el significado de la belleza. «El contenido más profundo de la belleza es el amor», sentenció. Profundizando aún más, se refirió a Dostoievski, quien afirma que la belleza es Cristo: «La belleza produce siempre una emoción estética» y es «como si Dios quisiera mostrarnos a través de la belleza que nos ama».
A continuación, Kiko rastreó el sentido de la belleza a través de la Sagrada Escritura. Recordó que Dios llama a los cristianos a participar en la construcción de esta belleza mostrando el amor de Dios al mundo, testimoniando que es posible dejar de vivir para uno mismo. «La obra de la salvación consiste en arrancar al hombre de la maldición de ofrecerse todo a sí mismo, devolviéndolo a la belleza del amor», subrayó.
El Camino Neocatecumenal pretende llevar este fin a través de pequeñas comunidades cristianas en la parroquia -de 30 a 40 personas- para mostrar el amor de Dios en un mundo cada vez más secularizado. Por eso es muy importante que la belleza de Cristo resplandezca en los cristianos: «Cristo murió -concluyó Kiko- para que el hombre pueda salir de este círculo de egoísmo, para que ya no viva para sí mismo, sino para aquel que murió y resucitó por él, Cristo».
Su obra artística
Por último, don Segundo Tejado, presidente de la Fundación Obra Artística Kiko Argüello, cuyo objetivo es conservar y dar a conocer sus obras, ilustró la trayectoria artística del leonés. Recordó cómo Kiko estudió Bellas Artes en la Academia de San Fernando de Madrid y ganó el Premio Nacional Extraordinario de Pintura en 1959. A finales de los años 50 experimentó una crisis existencial y, tras un profundo encuentro con el Señor, se fue a vivir entre los pobres en las chabolas de Palomeras Altas de Madrid.
Allí conoció a Carmen Hernández y comenzó la experiencia del Camino Neocatecumenal, que hoy está presente en 136 países, en unas 6.200 parroquias. El arte de Kiko, tanto en iconografía como en arquitectura, busca ofrecer lugares en sintonía con la renovación que aportó el Concilio Vaticano II. En pintura, explicó el P. Tejado, su referencia son los iconos de la Iglesia de Oriente: Kiko está impresionado por estos pintores que renuncian a su propia «originalidad» sometiéndose al canon establecido por la tradición. Por ello, Kiko se inspira en este arte, actualizándolo con los avances de la pintura moderna -como Picasso y Matisse- en la que se ha formado. Sus obras artísticas se encuentran en numerosas parroquias: de Roma a Florencia; de Piacenza a París, pasando por la catedral de Madrid, por citar sólo algunos lugares.
«Kiko -subrayó el P. Tejado- saca el arte del contexto del negocio: no cobra por sus obras. Busca un arte para los pobres, para la liturgia», «un arte que lleve al hombre a experimentar el amor que Dios nos ha mostrado en Cristo». Kiko también diseñó la maqueta arquitectónica de algunos seminarios, realizó vitrales, algunas esculturas y mobiliario litúrgico. Su labor artística también abarca el campo de la música como forma de proclamar el Evangelio. En 2010, compuso su primera sinfonía «El sufrimiento de los inocentes» y, ese mismo año, fundó la Orquesta Sinfónica del Camino Neocatecumenal, un conjunto internacional de unos doscientos músicos. La sinfonía se interpreta en numerosos teatros, salas de conciertos, plazas y catedrales: en Madrid, Nueva York, Chicago, Tokio, Berlín, Jerusalén, Budapest, Lublin, Auschwitz y Trieste.
Y, de hecho, para clausurar el acto se interpretó un movimiento de su segundo poema sinfónico «El Mesías», a dúo de piano y violín, con solista. Las notas de la música y la mirada dirigida al retablo de la capilla, donde están pintadas escenas de la vida de Cristo, sellaron el encuentro, convirtiéndolo en una experiencia viva de la belleza que puede golpear el corazón humano.