
Cardenales
¿Podría haber algún cardenal 'secreto' en el Vaticano?
El ejemplo de purpurados nombrados in pectore a lo largo de la historia, muestra cómo el Papa, incluso en silencio y lo escondido, tiene la capacidad de actuar de manera significativa para proteger y guiar a la Iglesia
A lo largo de la historia, el Vaticano ha sido testigo de numerosos acontecimientos en los que el misterio y la discreción han jugado un papel fundamental, pero pocos son tan intrigantes como el de los cardenales in pectore.
De hecho, la reciente película Cónclave (Edward Berger, 2024) vuelve a rescatar este tema, presentando en el curso de las votaciones para escoger un nuevo Papa a un desconocido cardenal mexicano, Benítez, quien había sido nombrado cardenal 'secreto' por el fallecido pontífice.
Sin embargo, más allá de la ficción, esta práctica ha tenido implicaciones reales y profundas en la historia de la Iglesia, como lo demuestra el caso más reciente de Juan Pablo II y sus nombramientos.
El cardenal 'in pectore': qué significa y cómo funciona
El término in pectore, que literalmente significa «en el pecho», se refiere a aquellos cardenales cuya identidad el Papa decide mantener en secreto, en su corazón, por diversos motivos. Según el Código de Derecho Canónico, el Papa tiene la facultad de nombrar cardenales sin hacer públicos sus nombres si lo considera oportuno.Esto puede deberse a razones políticas, de seguridad o geopolíticas, cuando la revelación del nombramiento podría poner en riesgo la vida del futuro cardenal o generar tensiones en situaciones delicadas. El nombramiento in pectore es válido, pero el cardenal no puede ejercer sus funciones hasta que el Papa revele su identidad. Si el Papa muere sin hacer este anuncio, el nombramiento se anula.
Es decir, el cardenal en cuestión no podría participar en un eventual cónclave ni tomar parte en los asuntos de la Iglesia de manera formal. Es por ello que la película intenta resolver esta cuestión al hacer que el personaje posea un documento firmado por el Papa que confirma su condición de cardenal. Esta compleja práctica se remonta a varios papados, pero cobró particular relevancia durante el pontificado de Juan Pablo II.

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El misterio de Juan Pablo II y su cardenal 'secreto' de 2003
En 2003, durante su último consistorio, Juan Pablo II nombró a un cardenal in pectore. Este nombramiento, que no fue revelado antes de su muerte en 2005, se convirtió en un misterio que alimentó todo tipo de especulaciones. Los 'vaticanistas', periodistas especializados en información de la Santa Sede, pronto comenzaron a preguntarse quién sería ese cardenal secreto, ya que el Papa no dejó ninguna indicación en su testamento sobre si su identidad debía ser revelada después de su fallecimiento. Así, el cardenal in pectore de 2003 nunca participó en el cónclave que siguió a la muerte de Juan Pablo II, y su nombre sigue siendo un enigma hasta el día de hoy.
Sin embargo, esta no es la única vez que Juan Pablo II recurrió a este mecanismo. A lo largo de su pontificado, el Papa polaco nombró varios cardenales de esta manera. En 1979, por ejemplo, nombró al cardenal Ignatius Kung Pin-mei, obispo de Shanghái, quien se encontraba preso en China por sus creencias religiosas. El nombramiento no fue revelado hasta 1991, cuando Kung, ya libre, recibió finalmente las insignias cardenalicias.
El caso del cardenal Kung es solo uno de los ejemplos de cómo Juan Pablo II utilizó esta modalidad para proteger a los miembros de la Iglesia en circunstancias difíciles. Otro caso relevante fue el de los cardenales Marian Jaworski, de Ucrania, y el letón Janis Pujats, nombrados en 1998 y cuyos nombres también permanecieron ocultos hasta 2001.
El misterio del laico español
Se ha especulado mucho sobre la identidad del cardenal in pectore cuya identidad se llevó Juan Pablo II a la tumba, y uno de los nombres que con frecuencia ha surgido es el del español Joaquín Navarro-Valls, quien fuera su portavoz y una de las figuras más cercanas al pontífice.

Joaquín Navarro Valls fue el primer laico y el primer no italiano que ocupó el puesto de portavoz de la Santa Sede
A pesar de que esto nunca ocurrió, algunos creyeron que, debido a su papel clave en la comunicación del Vaticano y su estrecha relación con el Papa, podría haber recibido ese reconocimiento en secreto. Lo que hace este caso aún más curioso es que Navarro-Valls era laico, lo que descartaba por completo la posibilidad de que fuera nombrado cardenal.
Aun así, su amistad con Juan Pablo II y su influencia en la opinión pública del Vaticano hicieron que algunos creyeran que, de haber sido posible, el Papa habría querido reconocer su labor de una forma especial. Al final, el testamento no reveló nada al respecto, y todo quedó en un simple rumor, uno más en los pasillos del Vaticano.