Alimentación
Dónde debes guardar la calabaza para que se conserve durante más tiempo
El truco para conservar la calabaza depende de su nivel de madurez
La calabaza es un ingrediente estrella en muchas cocinas, sobre todo en otoño e invierno. Desde cremas y guisos hasta postres o incluso bebidas, su versatilidad la convierte en un básico para muchas recetas. Sin embargo, saber cómo conservarla correctamente para que no se estropee tan rápido puede ser más complicado de lo que parece.
¿Es mejor guardarla en la nevera? ¿O en el frutero? En realidad, ninguno de estos lugares es el adecuado. Todo depende de un detalle clave: el nivel de madurez de la calabaza.
¿Dónde guardar la calabaza según su madurez?
El primer paso es comprobar si la calabaza está madura o no.
Si aún está verde
- Lo ideal es dejarla en un lugar cálido y bien ventilado, como un rincón de la cocina o cualquier sitio con temperatura ambiente constante. Esto ayuda a que termine de madurar, alcanzando su característico sabor dulce y textura blanda.
Si ya está madura
- En este caso, hay que buscar un sitio fresco, seco y oscuro, como una despensa. Esto evita que la luz y la humedad, principales enemigos de la calabaza, aceleren su deterioro.
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¿Por qué no guardarla en la nevera o frutero?
Aunque el frigorífico parece la opción más evidente, no es la más adecuada para las calabazas maduras. El frío puede alterar su textura o sabor, además de que la humedad del interior del electrodoméstico favorece la aparición de manchas blandas, lo que acorta su vida útil.
El frutero tampoco es una buena idea. La exposición directa a la luz y al aire puede oxidarla rápidamente si ya ha sido cortada. Además, algunas frutas como manzanas o plátanos emiten gas etileno, que acelera la maduración de la calabaza y reduce el tiempo que se conserva en buen estado.
¿Cómo conservar la calabaza ya cortada?
Si has cortado la calabaza y te ha sobrado un trozo, lo mejor es envolverlo en papel film o guardarlo en un recipiente hermético en la nevera. Esto permite mantenerla en buen estado durante unos días.
Otra opción más práctica es congelarla. Solo tienes que pelar la calabaza, cortarla en trozos y guardarla en bolsas herméticas. Así estará lista para usar en cualquier momento.