Las infecciones de la boca pueden causar diabetes, enfermedades cardiovasculares y obesidad
El crecimiento de determinadas bacterias que liberan toxinas tienen efectos perjudiciales en otras partes del cuerpo
Diversos estudios han confirmado que la presencia de infecciones en la cavidad bucal propicia el crecimiento de determinadas bacterias que liberan toxinas con efectos perjudiciales en otras partes del organismo. Estas toxinas pueden afectar al corazón y los vasos sanguíneos, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares. O también pueden dar lugar a alteraciones del metabolismo, como aumentar los niveles de azúcar en sangre y causar diabetes.
Una adecuada higiene bucal es tan importante, no sólo para la salud oral, sino para la salud de todo nuestro organismo
Pero este efecto también se produce a la inversa. Enfermedades del metabolismo, como la diabetes, provocan la liberación de sustancias y células inflamatorias en el interior de la cavidad bucal que aumentan el riesgo de caries y de inflamación de las encías.
En esta relación entre nuestra salud y el estado de nuestra boca ha aparecido un mediador poco estudiado todavía: nuestro tejido adiposo o tejido graso. Recientes investigaciones han determinado que las personas con obesidad, en las que existe alteración en la cantidad y función del tejido graso, tienen mayor riesgo de sufrir periodontitis, una inflamación crónica de la encía y otros tejidos que rodean al diente, que pueden provocar su pérdida. También hay evidencia de que la periodontitis es más complicada de tratar en pacientes con obesidad.
Relación obesidad-periodontitis
Esto se debe a que también nuestro tejido graso libera numerosas sustancias que tienen efectos múltiples en otros órganos distantes al tejido adiposo, como el corazón, el riñón, los vasos sanguíneos, las articulaciones, e incluso, las encías. Una de estas sustancias liberada por el tejido graso son las adipoquinas, un conjunto de proteínas, como la leptina y la adiponectina, que intervienen en los mecanismos de inflamación de nuestro organismo.
En el caso de la leptina, un aumento de sus niveles en sangre, derivado del aumento del tejido graso, provoca la producción de sustancias inflamatorias que actúan sobre la encía, disminuyendo su capacidad de cicatrización e incluso produciendo pérdida del hueso de la mandíbula en casos severos. Esta relación entre niveles de leptina e inflación de las encías se observa durante la fase de curación de la periodontitis: entonces los niveles de leptina en sangre disminuyen.
En el caso de la adiponectina, se han observado niveles reducidos en sangre en pacientes con periodontitis crónica. Y en modelos animales, esta adipoquina ha mejorado la periodontitis, por sus propiedades para la inhibición de la producción de sustancias inflamatorias en casos de infección bacteriana y también para la cicatrización de la encía y la creación de nuevos vasos sanguíneos y nuevo tejido.
Boca sana en cuerpo sano
Estos estudios sobre la relación entre adipoquinas y periodontitis nos han llevado a estudiar la obesidad como factor desencadenante de la periodontitis en nuestro último trabajo. La obesidad no sólo implica un aumento del espesor de nuestro tejido graso alrededor de los órganos: las células de ese tejido graso pueden producir una mayor cantidad de adipoquinas inflamatorias, como la leptina, y una menor secreción de adiponectina, que tiene efectos en nuestras encías. Si no mantenemos una adecuada higiene oral que impida el crecimiento de ciertas bacterias, el incremento de leptina propiciaría la aparición de periodontitis. De ahí que boca sana, en cuerpo sano: la conexión entre nuestra salud oral y general se sigue evidenciando científicamente.
- Dra. Ana Checa Ros / Dr. Luis D’Marco. Grupo de Investigación en Enfermedades Cardiorrenales y Metabólicas Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) de Valencia