
Varias personas hacen esquí nocturno
El esquí ilegal pone en jaque a las estaciones: «Los cables pueden partir por la mitad a los esquiadores»
Además de las víctimas mortales que esta práctica se cobra, los damnificados colaterales del esquí de montaña son los maquinistas de las estaciones, quienes se encargan cada noche de poner a punto las pistas
El esquí de montaña es una práctica que cada día está más en boga. Cada año, miles de alpinistas se aventuran a subir la montaña para, posteriormente, bajarla esquiando. Este chute de adrenalina para muchos puede en ocasiones convertirse en un final fatal si no se toman las precauciones adecuadas o si se incumplen las normas que dictan las estaciones.
Además de las víctimas mortales que esta práctica se cobra, los damnificados colaterales del esquí de montaña son los maquinistas de las estaciones, quienes se encargan cada noche de poner a punto las pistas para que la mañana siguiente los esquiadores puedan disfrutar de la nieve de manera segura.
Miquel Naudi, adjunto de jefe de Máquinas de Soldeu-El Tarter, y Eduard Vergara, jefe de Coordinación y Gestión de Protección Civil de Andorra, alertaron recientemente en el programa Avui será un Bon Día de los riesgos de este deporte, en ocasiones ilegal, cuando se practica de noche y fuera del horario establecido por la estación.
«Esto es como un partido de fútbol o de baloncesto, hay unas reglas del juego. Sin embargo, nos estamos encontrando con que esas reglas del juego no se están siguiendo», lamentan. Naudi y Vergara denuncian que muchos esquiadores se piensan que «la montaña es un juego de acceso libre», cuando la realidad es que se están jugando la vida si no acatan la normativa.«Muchos no tienen el nivel para ir por fuera de pistas porque las condiciones son muchos peores para ello, y mucho más por la noche. Se necesita un estado físico importante y unos conocimientos técnicos que mucha gente no tiene», señalan los expertos. Naudi apunta que «llevamos una máquina de 12 toneladas y estamos acostumbrados a trabajar solos. No tenemos por qué estar pendientes de los ángulos muertos de la máquina. Y el problema es que si no prestan atención a los cables, pueden partir a los esquiadores por la mitad», avisa.
En ocasiones, el trabajo de los maquinistas colisiona frontalmente con el ocio de los esquiadores de montaña. «Las noches de Luna llena, las pistas son Las Ramblas», bromean. Por otro lado, explican que en el caso de Andorra, de 10 de la noche a 6 de la mañana está terminantemente prohibida cualquier actividad lúdica en la estación, pero que, aun así, es muy común «encontrarte a gente a las 3 o 4 de la mañana». «O tienen insomnio o se creen que la estación se ha convertido en un gimnasio al aire libre abierto 24 horas al día», esgrimen.
«Tenemos conductores que dicen que el año que viene no quieren trabajar de maquinistas porque tienen un estrés insoportable al no saber si baja algún esquiador por el cable o qué va a pasar. Hay compañeros que se han pegado un susto tan bestia que se han bloqueado y no han podido trabajar más esa noche», denuncian.