Diez frases para ser feliz del «infeliz» Schopenhauer
El filósofo de Danzig murió el 21 de septiembre de 1860 después de una vida en busca de un éxito esquivo que al fin alcanzó tras la publicación de Parerga y Paralipómena
Sirva como curiosidad para empezar que Arthur Schopenhauer, el «infeliz» filósofo del pesimismo, escribió un libro titulado El Arte de Ser Feliz que no terminó. Cosas del destino o de la casualidad. Para el filósofo prusiano, este era el peor mundo de todos los posibles, y a lo máximo que se podía aspirar era a paliar su dolor y sufrimiento. Con esa intención escribió los apuntes en forma de notas, pautas como etapas para poder seguir adelante. Postas donde alimentarse, dormir y continuar el duro camino.
Una colección de reglas a partir del pensamiento y de la propia experiencia. Schopenhauer empezó a recopilar estás máximas a partir de 1822, en las que la prudencia o la inteligencia cobran protagonismo como armas fundamentales para la batalla. Es cierto que el autor de El Mundo como Voluntad y Representación, que fue en busca del éxito durante toda su vida sin conseguirlo, en continuas relaciones (con Goethe) y confrontaciones (con Hegel) con los mayores intelectuales de su época, a los que veía triunfar mientras él no conseguía superar el anonimato al que finalmente venció con Parerga y Paralipómena, no fue un hombre «feliz», al menos hasta entonces.
Dicen que cuando le encontraron muerto en su sofá, tenía una sonrisa en la cara, es posible que porque en aquellos nueve últimos años que transcurrieron desde el triunfo hasta el fin, convertido en una celebridad, pudo observar que todo lo que había hecho, pensado o escrito no iba a ser efímero como la propia vida o su felicidad imposible.
Como «infeliz» o pesimista por antonomasia del pensamiento y de la existencia, estas normas recogidas tienen mayor trascendencia, mayor profundidad, pues están sacadas de lo más hondo de la desesperanza y, como tales, no nacen de la superficialidad del dolor, sino de su verdadero origen. Es la felicidad básica, primigenia, primitiva para salir del pozo o para mantenerse a flote, que bien puede servir a los hombres es sus períodos más críticos.
Diez frases para ser feliz de schopenhauer:
- «Disfrutar en todo momento el presente lo más alegremente posible: esta es la sabiduría de la vida».
- «Un hombre debe saber lo que quiere, y debe saber lo que puede hacer. Solo así dará pruebas de su carácter, y solo entonces puede realizar algo».
- «Comprendemos que lo mejor que se puede encontrar en el mundo es un presente indoloro, tranquilo y soportable; si lo conseguimos sabemos apreciarlo y nos cuidamos mucho de estropearlo con un anhelo incesante de alegrías imaginarias o con ansiosas preocupaciones cara a un futuro siempre incierto, que de todos modos está en manos del destino, por mucho que forcejemos».
- «Cuando estamos alegres no debemos pedirnos permiso con la reflexión de si a todas luces tenemos motivos para estarlo. Nada hay que pueda sustituir tan perfectamente como la alegría a cualquier otro bien. Cuando uno es joven, bello, rico y famoso, hay que preguntarse si además es alegre para enjuiciar su felicidad; mas a la inversa, si es alegre, no importa si es joven, viejo, pobre o rico: es feliz. Por ello debemos abrir todas las puertas a la alegría, cuando sea que llegue».
- «En todas las cosas que afectan nuestro bienestar y malestar, nuestras esperanzas y temores, hay que poner riendas a la fantasía».
- «Se trata, por tanto, de encontrar reglas de conducta y de vida que nos ayuden a evitar las penurias y los golpes del destino, con la esperanza de que, si bien la felicidad perfecta es inalcanzable, podamos llegar a esa felicidad relativa que consiste en la ausencia del dolor».
- «Todo placer es relativo, a saber, no es más que la satisfacción, el saciar una necesidad; el hecho de que el placer queda suprimido cuando se elimina la necesidad es tan poco lamentable como el de que alguien no puede seguir comiendo después de levantarse de la mesa o que no puede seguir durmiendo después del descanso nocturno».
- «El camino de la sabiduría de la vida, en cambio, consiste en partir de la convicción de que toda felicidad y placer sólo son de carácter negativo, mientras que el dolor y la carencia son de índole real y positiva».
- «Para no perder la serenidad de toda nuestra vida ante males inciertos o indefinidos, debemos acostumbrarnos a ver los primeros como si nunca llegaran y a los segundos como si con seguridad no acaecerían en el momento actual».
- «Muchos viven demasiado en el presente (los imprudentes), otros demasiado en el futuro (los miedosos y preocupados), raras veces alguien mantendrá la medida justa».